La llegada del doctor Miguel Mejía Barón a Pumas fue el mejor revulsivo que pudieron tener los universitarios, no sólo para salvar el Torneo Grita México Apertura 2021, sino para cambiar la historia que parecía perdida cuando navegaban entre la mediocridad e incertidumbre.
Indicador Futbolero | El efecto de Miguel Mejía Barón en Pumas
La llegada del doctor Miguel Mejía Barón a Pumas fue el mejor revulsivo que pudieron tener los universitarios.
Antes del arribo del ex técnico de la selección mexicana como vicepresidente deportivo, el cuadro dirigido por el argentino Andrés Lillini sumaba en 7 jornadas de la Liga BBVA MX, sólo un triunfo, dos empates y cuatro derrotas, además semanas antes dimitió a su cargo directivo, el ex campeón del Mundo Sub-17, Jesús Ramírez Ruvalcaba.
Era momento de poner en marcha todas las estrategias necesarias para recuperar lo que se pudiera en el actual certamen, nada podía seguir igual, los números les jugaban en contra, era evidente que el estilo de juego y rendimiento del equipo del equipo estaba lejos de planeado.
Una de las primeras medidas fue dar de baja al delantero panameño, Gabriel Torres, quien sólo anotó gol en mil 92 minutos y 20 partidos disputados con la playera auriazul, desde su fichaje en enero de 2021, este movimiento llevaba el mensaje de que era el primer golpe de autoridad que daría la nueva vicepresidencia del equipo en manos de Mejía Barón.
Otro de los pasos que se dieron fue sanear en todos los sentidos el vestidor, dar todo el respaldo al trabajo al técnico Andrés Lillini, respetando su puesto y responsabilidad ponderando la independencia y libertad que tiene en el manejo del equipo.
Posteriormente se comenzó a dialogar de manera individual con cada uno de los jugadores, para conocer su sentir, pero sobre todo para detectar inquietudes deportivas, laborales y hasta personales, el objetivo crear un ambiente de mayor cercanía y empatía con la parte directiva.
Esos pasos poco a poco se comenzaron a ver reflejados en el rendimiento del equipo, tomando camino al alza que les permitió meterse a la fase de reclasificación, con cinco triunfos, cuatro igualadas y sólo dos descalabros, las cosas de invirtieron con el efecto que surtió el trabajo del doctor Miguel Mejía Barón.
También uno de los aspectos fundamentales es la confianza que ha mostrado Mejía Barón hacia Lillini, a quien considera un “gran técnico”, no sólo en el terreno técnico y táctico, sino en su fórmula para hacer que el grupo responda a las exigencias que tienen día a día, y que cada una de las pruebas que se les presentan.
Ahora los universitarios apelaran al efecto Mejía Barón y Lillini para seguir avanzando en la liguilla por el título del balompié nacional, un objetivo que todavía en septiembre pasado parecía imposible de pensar cuando estaban sumidos en una crisis de identidad y credibilidad.