La frustración invadió a todos los jugadores de Chivas del Guadalajara cuando en los últimos minutos del partido ante Toluca, el uruguayo Leo Fernández puso el 1-1 para los locales en el Estadio Nemesio Diez.
Indicador Futbolero | Liderazgo mal encausado en Chivas
Al Rebaño Sagrado le urge un líder dentro y fuera de la cancha con temple e inteligencia.
El ánimo se vino abajo para los elementos del cuadro tapatío, en especial, para los que ya estaban en la banca esperando el final del juego porque sentían que se terminaba la racha de dos partidos consecutivos sin ganar y lo único que consiguieron fue su tercer empate en fila.
Se desató la incertidumbre y enojo. Esto pasó, principalmente, con el defensa Antonio 'Pollo' Briseño, quien no creía lo que estaba sucediendo, ya que daba vueltas desesperado en el área técnica, gritaba de todo, encaraba a quien se cruzaba en su camino y luego se dirigió a sus compañeros ubicados en la banca.
Ahí estaban metidos, desconcertados, como el caso de Isaac 'Conejito' Brizuela, César 'Chino' Huerta, Fernando Beltrán, entre otros, quienes en su afán por calmar las cosas se acercaron a Briseño para que se relajara y, al mismo tiempo, dejará de gritar e insultar, pero nada lograba contener su furia
En cuanto el árbitro Óscar Macías Romo silbó el final del partido, los elementos del Guadalajara se dirigieron al centro del campo, entre ellos, Huerta quien fue encarado por Briseño quien sin mediar nada, le pegó con la palma de la mano en la cabeza y forzó la intervención de otro de sus compañeros para calmar las cosas. Para fortuna no pasó a mayores.
Más allá de lo que pudieran decir o pensar aquellos que jugaron futbol profesional, de que este tipo de situaciones o altercados entre integrantes de un mismo equipo, sirven en beneficio del grupo, quizá sí, pero también son actitudes que distan mucho de un líder.
La actitud de Antonio Briseño estuvo fuera de lugar y sobre todo de contexto porque al igual que él, el empate del Toluca estaba fuera de sus manos y alcance para evitarlo, aunque lo más reprobable fueron las formas que tuvo para dirigirse a sus compañeros, quienes también trataban de entender lo que una vez más les sucedía, que les sacaran el resultado.
En las entrañas del club tapatío quizá no molestó del todo las acciones asumidas por Briseño, pero sí las formas y el lugar, pues parte de la dirigencia está convencida que debió esperar llegar al vestidor.
Lo que queda claro es que, si algo le urge a las Chivas del Guadalajara más allá de los resultados, es un líder dentro y fuera de la cancha, un jugador con entereza, temple e inteligencia capaz de ejercer ese rol, pero lo que no necesitan son gritos y sombrerazos, con ese tipo de acciones “Pollo” Briseño ya va perdiendo 1-0.