En el Torneo Clausura 2014 concluyó el Clásico Tapatío efectuado en el Estadio Jalisco entre Chivas y Atlas cuando algunos elementos de policía fueron agredidos por aficionados del Rebaño Sagrado, el saldo fue de 8 policías lesionados, 2 de ellos de gravedad y hubo 17 detenidos. El Jalisco fue clausurado.
Durante el mismo año, las porras de San Luis y Tigres se enfrascaron en una bronca que rebasó a los elementos de seguridad, de tal forma que permitieron el acceso a la cancha para que las familias pudieran protegerse, el partido se suspendió, pero fue reanudado 40 minutos después.
Un año más tarde, en el Clausura 2015, se sucitó otro episodio triste nuevamente en un duelo entre Atlas y Chivas, donde los rojinegros caían por goleada 4-1 y tras el tanto de Omar Bravo, fanáticos de los zorros no contuvieron el coraje e invadieron la cancha para intentar agredir a los jugadores.
Para el Clausura 2017 se desató una campal en la tribuna del Estadio Luis 'Pirata' Fuente tras un duelo entre Veracruz y Tigres donde se presentaron agresiones con botellas, tubos y armas blancas. Como consecuencia, los Tiburones Rojos se quedaron vetados un juego además de una multa.
En el 2018 estalló el Clásico Regio con un violento entrentamiento entre las barras de Tigres y Rayados donde un aficionado felino fue apuñalado en una y apedreado en una de las avenidas principales de Monterrey.
Querétaro estuvo en el ojo del huracán tras una pelea en las tribunas del Estadio Alfonso Lastras frente a aficionados del Atlético de San Luis donde se contabilizó un saldo de 33 heridos, veto de 2 partidos y sanción económica para los potosinos.
Multas, advertencias y vetos no han sido suficientes y ahora el escenario apunta a la toma de decisiones más importante en la historia de la liga para terminar con la violencia y que permita a las familias disfrutar del espectáculo del futbol.
