Los ultras más radicales del Olympique de Lyon (OL) están saliéndose de control. El pasado 28 de enero, durante un juego ante el Lille, uno de ellos desplegó una bandera cuyo mensaje sostenía que el lugar de los hombres es en el estadio y el de las mujeres es en la cocina (“cuisine”, en francés).
Ahora es en Francia: el ultra-nacionalismo y el machismo secuestran al fútbol
Barra-bravas del Olympique Lyonnais han engendrado violencia y odio con sus consignas contra las mujeres, los migrantes y los refugiados.
Como respuesta a esa vergonzosa expresión, el propio Lille repartió entradas gratis para su partido de local entre sus aficionadas mujeres.
Sin embargo, el diario francés L’Equipe reportó este fin de semana que los radicales lioneses volvieron a hacer de las suyas. Tras la derrota que el Saint-Etienne le propinó en casa al OL se registraron destrozos en los vestidores visitantes. Igualmente, en las gradas sus 771 partidarios arrancaron asientos y se enfrentaron con los agentes de seguridad.
Un día antes en Lyon, la candidata presidencial francesa por el partido ultraconservador Frente Nacional, Marine Le Pen, congregó a miles de sus simpatizantes para prometerles una “revolución” basada en el “patriotismo, la proximidad y la libertad”. La primera vuelta para elegir al próximo presidente (o presidenta) de Francia tomará lugar el próximo 23 de abril.
Ya el 14 de septiembre del 2015 los hinchas del Lyon desplegaron una manta con la leyenda REFUGEES NOT WELCOME (LOS REFUGIADOS NO SON BIENVENIDOS) respecto a la llegada a Francia de familias desplazadas por la guerra, el hambre y la violencia en países de África y Oriente Medio como Siria, Libia, Sudán o Yemen.
En 2005, la policía francesa participó de choques violentos con inmigrantes árabes en las afueras de París, y en 2010 el entonces presidente Nicolás Sarkozy deportó a cientos de miles de gitanos hacia Rumanía y Hungría. Sarkozy es, según Joseph Blatter, el responsable de que el Mundial del 2022 se celebre en Qatar.
La directiva del OL suele emitir comunicados oficiales deslindándose de los hechos de sus aficionados radicales y prometiendo investigaciones y castigos. No obstante, esto no ha impedido que los barra-bravas lioneses estén entrando en una etapa de mayor radicalización emitiendo mensajes machistas, xenófobos y violentos.