Unidad. Una sola palabra definió el encuentro entre México e Islandia esta noche en el Estadio Sam Boyd de Las Vegas, Nevada.
Afición y jugadores mexicanos se hacen uno en el triunfo del Tri sobre Islandia
Un solitario gol de Alan Pulido palideció el pobre encuentro ante una muy pobre selección islandesa.
Curiosamente, lo mejor de este encuentro no sucedió adentro del campo, sino fuera. Hoy quedó demostrado que la afición mexicana en los Estados Unidos respaldará siempre a su equipo, y que la selección buscará ser uno mismo con todos los seguidores que se ganan la vida en la Unión Americana.
En el partido, lo esperado. Un juego que resultó decepcionante, con un amplio dominio de México, una selección de Islandia que no puso en ningún predicamento al Tri y que se acabó definiendo con un gol de Alan Pulido.
No hubo temor para la hinchada azteca que asistió por vez primera a Las Vegas a ver a su selección. Llenó el estadio, se unió en una playera y en una bandera con sus futbolistas y mandó un mensaje de unidad pese al complicado diálogo que ha mostrado el nuevo Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
El juego era distinto al resto. Sí, marcaba el inicio de un fundamental año para el Tri en el que se jugará la Copa Oro, la Copa Confederaciones y el pase al Mundial de Rusia 2018. Pero también, un encuentro en el que iniciaba el camino de partidos mexicanos en Estados Unidos con Trump señalando con el dedo a los migrantes mexicanos.
Así, a la salida de las selecciones, previo a la ceremonia de los himnos, los dos capitanes de México e Islandia, Rafael Márquez y David Thor Vidasson leyeron un mensaje en español e inglés pidiendo respeto e igualdad, repudiando el racismo, la homofobia y la discriminación.
Fuertes sonaron las palabras del capitán Rafael Márquez, quien con voz segura y fuerte, mandó un mensaje que llenó de orgullo a los mexicanos que estaban en el estadio, que veían al Tri en los Estados Unidos o que se encontraban en algún punto de la República Mexicana.
En el diseño del encuentro, Osorio probaba a tres grupos de futbolistas: los que seguro irán a la Copa Confederaciones, los que están en duda para ir al torneo en Rusia y a los que como premio de consolación, solo le alcanzará para la Copa Oro.
Ya en el encuentro, el Tri avisó primero, lo hizo por segunda, tercera, cuarta y quinta vez. Por derecha, con Jürgen Damm siendo un demonio punzante, con Giovani dos Santos asociado más de cerca con Hirving Lozano y con un Alan Pulido que se movió perfectamente por todo el frente de ataque. Atrás, con Orbelín Pineda como cerebro del mediocampo azteca, y con Rafa Márquez limpiando el balón desde la salida.
El juego fue soso, aburrido, lento y a veces, con una inoperancia y falta de imaginación que preocupaba. El primer aviso lo tiró Jesús Molina. Después, un fallo grande Alan Pulido.
Fue al minuto 20 cuando en un balón parado, Alan Pulido se anticipó a su defensor y de cabeza puso el 1-0.
El resto del partido fue un monólogo. Islandia, con un equipo plagado de suplentes y juveniles, dio nula pelea. Mientras que el Tri intentaba por todos lados incrementar el marcador.
Giovani pudo de taquito poner el 2-0 en un exceso de confianza por parte del jugador del Galaxy. Después, en el segundo lapso, Orbelín Pineda cayó en el área en una de las pocas polémicas del encuentro.
Juan Carlos Osorio y Heimir Hallgrímsson, técnico de Islandia, movieron sus piezas y como es su costumbre en estos juegos, realizaron muchos cambios moviendo todos sus futbolistas.
Todavía al final del encuentro, Hirving Lozano desperdició una clara jugada de cabeza. Finalmente, Luis Montes con un disparo fuera, erró otra oportunidad clara para el Tri cerrando el concierto de errores.
Al final, México se quedó con un insípido 1-0 en el inicio de 2017, pero más allá del triunfo en el campo, hubo una victoria en la grada. Unidad, una palabra que México necesita y que a veces, solo el deporte regala.