Cuando México debutó en la Copa América de 1993, el Tri sorprendió gratamente a Sudamérica por su gran nivel futbolístico.
El evidente retroceso del fútbol mexicano
Tanto en Copa América como en Copa Libertadores el fútbol mexicano ha venido a menos y ha perdido el respeto que se ganó hace algunas décadas.
El balompié azteca no dejaba de ser un futbol exótico y desconocido para los grandes equipos sudamericanos. En aquel torneo disputado en Ecuador, la selección de Miguel Mejía Barón comenzó con mucho respeto su andar Copa América.
Con el paso de los años, el temor que México tenía era medirse a selecciones como Brasil y Argentina. Al resto de equipos sudamericanos, no solo se les ganaba, sino que existía cierta paternidad sobre ellos.
Y no solo es un tema de Copa América. Otro ejemplo claro es el de clubes aztecas en Copa Libertadores donde los equipos mexicanos se convirtieron en contrincantes de miedo y respeto en Conmebol desde las primeras participaciones en el torneo a finales de los años 90.
Incluso, en un tema personal, la Liga MX era vista como un gran escaparate para futbolistas de Sudamérica que deseaban venir a México para después dar el salto a Europa gracias al gran nivel que se tenía.
¿Qué pasó que esto se perdió? ¿En qué momento nos perdimos?
Hoy, el Tri no tiene peso en Copa América. Quitando el torneo del Centenario en el que nos comimos el humillante 7-0 ante Chile, México no logró ni siquiera avanzar a cuartos de final en las ediciones de 2011 y 2015 quedando entre los últimos puestos del mismo.
Además, los clubes mexicanos ya ni siquiera participan en Copa Libertadores donde los últimos resultados, salvo la actuación de Tigres de la UANL, habían sido paupérrimos.
Finalmente, en el plano individual, los jugadores ya no ven a la Liga MX como ese torneo competitivo en el que el fútbol se privilegiaba. Más allá de todo, el paraíso económico es lo que los motiva a aterrizar en territorio azteca.
Es evidente que México ha venido a menos y que el respeto que antes se ganó, se ha ido perdiendo considerablemente. El Tri ha dejado de ser ese rival que incomodaba, que angustiaba, y se ha vuelto un rival más pese a que hoy se debe presumir que esta es la generación mexicana más importante de las últimas décadas.