Muchos periodistas catalanes sostienen que Pep Guardiola tendría tres Champions Leagues en lugar de solamente dos si un volcán islandés no hubiera obligado al Barcelona a viajar más de 15 horas en tren hasta Milán para jugar contra el Inter de Mourinho en 2010.
Islandia: el equipo de un país chico y quebrado cuyo primer ministro evadía impuestos
Esta isla nórdica tiene una triste historia que va más allá del “festejo vikingo” vuelto viral durante la Euro 2016.
Las erupciones del “Eyjafjallajökull” (glaciar, en islandés) formaron nubarrones de ceniza sobre el espacio aéreo europeo y la aviación civil fue suspendida como medida de precaución. Era la primera vez que Islandia aparecía en la prensa deportiva, aunque por causas meramente circunstanciales.
Pocas noticias buenas pueden salir de un país de 300 mil habitantes (Louisville, Kentucky, la ciudad natal de Muhammad Ali, tiene más de 700 mil). Una de ellas, que su selección fue el primer equipo de futbolistas profesionales en el que un padre y su hijo protagonizaron una substitución: el 24 de abril de 1996, en un amistoso internacional en Estonia, Eidur Gudjohnsen de 17 años entró por su papá, Arnór Gudjohnsen.
En varias temporadas en el Chelsea de Inglaterra y en el mismo Barcelona, Eidur fue casi la única noticia buena viniendo de Islandia. Porque enseguida vienen las malas.
Meses antes de la erupción del volcán Eyjafjallajökull, lo que había hecho erupción en Islandia fue su sistema financiero, el cual colapsó llevándose consigo los ahorros de los islandeses comunes y colocando al país entero en la bancarrota. Sus tres bancos más grandes habían participado especulando en la burbuja del mercado inmobiliario de Estados Unidos, que estalló en el 2008.
La islandesa es la crisis económica de un país (relativa a su tamaño) más grande de la historia.
Las malas noticias no se detuvieron ahí. En el 2016 una investigación periodística internacional conocida como “Panamá Papers” reveló que el entonces primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, había transferido fondos millonarios mediante una compañía fantasma a una oscura cuenta bancaria en las Islas Vírgenes.
Miles de ciudadanos islandeses se congregaron en Reykjavik, la capital, para protestar pacíficamente y exigir su renuncia. Y Gunnlaugsson renunció.
Sin embargo, las malas noticias no duran por siempre, pues Islandia enamoró a los fanáticos del fútbol en la Euro del año pasado sacándole un empate a Portugal de CR7 y eliminando a la potente selección inglesa de Wayne Rooney. Más aún: los futbolistas escandinavos serán recordados por su “festejo” vikingo frente a miles de hinchas islandeses en las gradas (¿la cuarta parte de su población?).
La de la selección islandesa es la historia de un equipo nacional que pudo hacer superar con un balón las malas noticias que solían salir de esa pequeña nación nórdica. Con su buen fútbol, los jugadores islandeses lograron despejar los nubarrones de ceniza expulsados no solo por su volcán, sino también por sus bancos y sus políticos.