Zlatan Ibrahimovic es un todo terreno, una fuerza incontrolable de la naturaleza. Capaz de provocar una tormenta y ganar un partido impensable. Así lo mostró cuando fue la pieza fundamental para el espectacular LA Galaxy 4-3 LAFC. Desbordante y majestuoso.
¡Sí es Dios! Zlatan y LA Galaxy ganan un partido para la historia
El delantero sueco marcó los goles con que su equipo le dio la vuelta al LAFC que había logrado ponerse en ventaja con doblete de Carlos Vela.
Porque el LA Galaxy perdía 0-3 y el ingreso del delantero sueco provocó una remontada para la historia en el primer derbi angelino e hizo un carnaval de un partido de fútbol.
Si solo había llegado a la ciudad el jueves e hizo un entrenamiento el viernes antes de su presentación. Ahora es el héroe de una afición que ve en él al Dios que dice ser.
Pero el juego empezó con otra historia y a otra velocidad. Con el fútbol cadencioso de Carlos Vela y LAFC. Un fútbol rítmico hasta lo sutil.
Y es que el atacante mexicano logró imponerse en los minutos iniciales del partido con dos golazos.
A los 4 minutos, tras una jugada atropellada y de rebotes, descontrolada al fin, Vela tomó el esférico con paciencia y se generó un pequeño espacio. Su primer gol del partido fue al ángulo superior derecho del arco de Bingham.
Y sí, los primeros 45 minutos fueron plenos para el equipo de negro.
Si Vela es el talento, Marco Ureña es la fuerza y la determinación. Diego Rossi el acompañamiento y entre los tres fueron tirando al frente.
Así a los 25 minutos de nuevo emergió Vela. Rossi dio un servicio al mexicano que parecía se tardaba en disparar. Con siete hombres frente de él, disparó y el balón pegó en el travesaño antes de picar en tierra de gol.
Un autogol de Daniel Esteres puso un impensable 3-0 al inicio de la segunda mitad. Pero entonces el Galaxy espabiló y tiró al frente. Se quitó el traje de víctima y se puso digno frente a su gente.
Con su fútbol y determinación primero Lletget y después Pontius acercaron el marcador 2-3.
Y entonces lo impensable. Zlatan ingresó a los 70 minutos del juego y su magia no tardó mucho en aparecer.
Dos minutos más tarde. Tras una serie de rebotes, tomó un balón de bote pronto de muy larga distancia y marcó la igualada con un tanto al más puro estilo Zlatan. Pero aún faltaba más en el show de Ibrahimovic.
Sobre el tiempo, vio venir el esférico por la banda izquierda. Se tiró de cabeza cuan largo y poderoso es para ganar el esférico y el partido.
Lo hizo con una maniobra que se le ha visto cientos de veces pero no por ello deja de ser mortal. El duelo estaba sentanciado.
Un juego para la historia. Que fue, en un ir y venir casi artístico, de lo sutil de Vela al poder incontrolable de la naturaleza de Ibrahimovic.