Mário Jorge Lobo Zagallo, único futbolista en el mundo en haber ganado cuatro títulos m undiales, dos como jugador y dos en los banquillos, se convirtió este jueves en el tercer ídolo inmortalizado con una estatua de cera de tamaño natural en el Museo de la Selección Brasileña.
Inmortalizan a Mário Jorge Lobo Zagallo en el Museo de la Selección Brasileña
Zagallo es el único futbolista que ha ganado cuatro títulos mundiales, dos como jugador y dos en los banquillos.
Zagallo, una leyenda viva de la Canarinha, se coronó campeón como jugador en los mundiales de Suecia 1958 y Chile 1962, como seleccionador en México 1970 y como asistente técnico en EE.UU. 1994.
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Hasta ahora la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) tan solo había concedido ese homenaje al tricampeón mundial Pelé y a la seis veces elegida mejor futbolista del mundo, Marta, cuyas estatuas de cera decoran el museo que reúne todas las copas y trofeos alzados por la Canarinha.
La estatua del Viejo Lobo fue presentada oficialmente en una ceremonia que contó con la presencia del expunta izquierda, que el pasado 7 de agosto, dos días antes de cumplir 91 años, fue dado de alta del hospital en el que estuvo varios días ingresado por una grave infección respiratoria.
"Nunca pensé que vendría aquí a la CBF a ver mi estatua. Es impresionante. Jamás pensé que podría conversar con Zagallo", afirmó el exseleccionador, desde una silla de ruedas y con su estado físico visiblemente disminuido, aunque se mostró bastante dispuesto y bromista.
Zagallo dijo que llegar a los 91 "es difícil" y aseguró que "a todas horas" sigue viendo los partidos de 1958, de 1962, recalcando que "jamás" olvidará sus conquistas.
"Ahora van a tener que engullirme, pero por la eternidad", agregó, al recordar una frase con la que respondía a sus críticos a cada nuevo logro.
Zagallo aprovechó el acto para pronosticar un nuevo título de Brasil este año en Qatar.
"Te veré levantando la copa", le dijo al actual seleccionador, Tite, presente en el homenaje y de quien recibió dos camisas especiales de la Canarinha.
En respuesta, Tite afirmó que Zagallo no es solo un ejemplo sino también inspiración y afirmó que el homenajeado desconoce la dimensión de lo que realmente representa para el fútbol brasileño.
"Es uno de los grandes ídolos del fútbol brasileño y mundial. Es mi maestro y guía. Sé muy bien todo lo que representa. Zagallo y Pelé son iconos en la historia de nuestro fútbol. Nadie merece este homenaje como él", dijo Carlos Alberto Parreira, el seleccionador que conquistó el Mundial de 1994 con Brasil.
SU ESTATUA EXIGIÓ DOS AÑOS DE TRABAJO
La nueva estatua del Museo de la Selección Brasileña, con un peso de 30 kilos e inspirada precisamente en el Zagallo de 1994, fue producida en Londres, en el mismo taller del que salieron las de Pelé y Marta, y exigió dos años de trabajo de 26 artesanos.
Zagallo, nacido el 9 de agosto de 1931 en el empobrecido estado de Alagoas, inició su carrera como jugador en el América en 1950.
El que fuera conocido como "hormiguita" cuando era jugador y como el "Viejo Lobo" como entrenador sigue siendo hasta ahora el seleccionador más longevo de Brasil, cargo que ejerció en los mundiales de 1970, 1974 y 1998. También fue coordinador técnico de la selección en 1994 y en 2006.
Eso le permitió alcanzar otra marca aún imbatida: el único en el mundo que ha llegado a cinco finales de un Mundial en sus siete participaciones. La única final que perdió, de las cinco en que estuvo, fue la del Mundial de Francia 1998, en la que los anfitriones se impusieron a Brasil.
Además de los títulos mundiales, tiene en su currículo de entrenador dos títulos de la Copa Confederaciones (1997 y 2005), dos títulos de la Copa América (1997 y 2004) y una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.
Sus números como seleccionador de la Canarinha siguen imbatibles: 99 victorias, 26 empates y 10 derrotas en 135 partidos con la absoluta, y 14 victorias, 3 empates y 2 derrotas con la olímpica.
Como futbolista disputó 36 partidos con la selección, en los que sumó 29 victorias, 4 empates y 3 derrotas.
Debutó como jugador de la Canarinha en el Maracaná, en un partido en 1958 en que anotó dos de los goles con que Brasil venció por 5-1 a Paraguay, y se despidió de la selección en el mismo y mítico estadio, en la victoria por 4-1 que Brasil le endosó a Portugal en junio de 1964 por la Copa de las Naciones.