Hace apenas 48 horas, Nahuel Alejandro Oviedo Betancourt, de 28 años de edad, celebraba su regreso al fútbol tras recuperarse de una rotura de ligamentos en una de sus rodillas. El futbolista argentino, que debutó en el Huracán, uno de los clubes más tradicionales de Argentina, tenía todo para ser un crack y soñaba con llegar a la selección de su país, pero infortunadamente su carrera se ha visto truncada por culpa de diversos delitos.
Nahuel Alejandro Oviedo y la triste historia de un futuro crack que se perdió en el delito
Con 28 años de edad, el jugador del San Telmo tiene ya dos causas por robo y ahora está detenido, acusado por el homicidio de su colega Facundo Espíndola la noche del domingo.
En una nota con el diario Olé, Oviedo ofreció su versión de los hechos de lo que fue su primer arresto, el cual tuvo lugar en 2011 y por el que tuvo su primera condena: tres años por robar joyas de una casa de Villa Devoto, delito por el que admitió su culpabilidad.
“Me había comprado mi primer coche, un C3. Estaba con los chicos del barrio, llegó un grupo de amigos y me dijeron que ya habían ido a una casa y tenían que ir a levantar unos televisores y otras cosas. Lo único que tenía que hacer yo era poner el auto, esperarlos a la vuelta y ellos se encargaban de todo. No me llevaron engañado pero me la vendieron como que era fácil. Pero apareció la Policía y no tuve reacción. Y pensé: ‘Me cagué la vida’”, contó Oviedo, acusado del asesinato de Facundo Espíndola, joven de 25 años que murió apuñalado la noche del domingo a la salida de una cervecería de Hurlingham.
Dos años después, a los pocos días de haber debutado con el primer equipo de Huracán, Ovido fue acusado de robarle el arma y el chaleco, y maltratar a una oficial de la ex Policía en Chacarita: “En el segundo lío no tuve nada que ver. Me comí un garrón por los antecedentes”, se defendió en aquel momento Nahuel, quien pagó una condena de tres meses por aquel incidente en el penal de Ezeiza.
Al salir de la prisión, Oviedo estuvo de paso por varios clubes: Sportivo Italiano, San Antonio Unido y Deportivo la Serena, ambos de Chile, y en su país en el Sportivo Barracas y San Telmo, donde jugaba en este momento.
Justo en el San Telmo parecía que su carrera volvía a renacer. Sus goles sirvieron para que su equipo ascendiera a la Primera B y era considerado el delantero estrella de su club. Allí en San Telmo la triste noticia de saber que Oviedo estaba nuevamente tras las rejas cayó como un balde de agua helada, pues su comportamiento, hasta ayer, había sido idóneo.
“Siempre tuvo una excelente conducta, no falta nunca, se lleva bien con los compañeros”, explicaron desde el club al diario Clarín, aunque conocían de sus antecedentes penales y de su “fuerte personalidad”.
Si bien sus últimos nueve meses no fueron los mejores para Oviedo, debido a que se estaba recuperando de una rotura de ligamentos, el jugador también estaba feliz y motivado por su regreso a las canchas y recién estaba comenzando la pretemporada con el San Telmo.
Justo el sábado, el día previo a la fatídica riña con Facundo Espíndola, Oviedo jugó un amistoso con Huracán, el club que lo vio nacer y en el que daría sus primeros pasos para dejar atrás los malos pasos y encumbrase en lo más alto del fútbol argentino. El resto hoy ya es historia, pues la estrella del San Telmo, de ser encontrado culpable, pondría fin a su carrera.