Recuerdo perfectamente aquella tarde del 7 de julio de 2011. Las inclemencias del clima en la Ciudad de México combinadas con su insufrible tráfico me hicieron llegar a casa a los 30 minutos de iniciado el encuentro.
Por la historia y contra la historia: México tiene una cita para derrumbar 'muros'
El Tri buscará frente a Alemania dar un golpe contundente a un año de la Copa del Mundo de Rusia.
El marco era el Nuevo Estadio Corona o Territorio Santos Modelo de Torreón; la selección Sub 17 de México se medía a Alemania en las semifinales del Mundial Juvenil.
Tengo en la mente el perfecto pesimismo que existía en casa aquella tarde. México se había puesto en el marcador con un remate con el hombro de Julio Gómez, pero apenas unos minutos después, un disparo lejano de Alemania había empatado el juego. Vamos a perder, decía la mayor parte de la gente que estaba en mi sala ese día.
La historia contaba que lo que se vociferaba en aquel momento tenía que ser cierto. No lo viví, pero me contaron hasta el cansancio la eliminación en el Mundial de México 86 a manos de Alemania; lo viví y me dolió muchísimo aquella derrota en Francia 98. En el mundo ‘pambolero’ se sabe de sobra el dicho que “el fútbol lo inventaron los ingleses, pero siempre ganan los alemanes”.
¿Qué posibilidades tendría México de vencer a Alemania?
Pero en el mundo moderno las distancias se han acortado. Los 1986 o los 1998 quedaron en el siglo pasado, es más, en el milenio anterior.
En esa tarde en Torreón se comprobó que a los alemanes se les puede ganar con un gol olímpico y hasta con una anotación de chilena en el último segundo.
Ese día, entre otros, funciona para ejemplificar que la mentalidad y el hambre, combinado con el talento, es suficiente para derribar cualquier clase de muro.
Más allá del ‘falso patrioterismo’ que el fútbol genera, o el ‘nacionalismo de balón’ que nos gana en un partido, creo fervientemente que la historia negativa es para romperse y que el pasado es eso, solo pasado. Si la selección mexicana ha tropezado en antaño, se ha levantado y se ha superado. Los resultados son visibles aunque el ‘cangrejismo’ nos empañe la vista.
Hoy, el Tri de Osorio, uno de los mejores en cuanto a resultados que me ha tocado ver, tiene una cita con su historia para crear una nueva realidad y a un paso de la próxima Copa del Mundo, dar un golpe en la mesa y eliminar a Alemania. Sí, a ese equipo A, B o C que mandaron, da lo mismo.
El Tri se lo debe y la afición lo debe. Un paso a paso, es ahora, que después de Alemania si se gana, hay una cuenta pendiente, una espina clavada en la que todos los seleccionados aztecas deben fijarse. Pero eso será otra historia.