Nunca tan claro como el blanco, nunca tan grande diferencia, nunca un tricampeón de Europa como hasta ahora.
¡Bale por la 13! La hegemonía del Real Madrid se expande
Gareth Bale marcó el gol de su vida y volvió a ser fundamental para Real Madrid; Salah se fue lesionado en el primer tiempo.
Real Madrid derrotó 3-1 al Liverpool en un partido que tendrá que recordarse toda la vida por los crasos errores del portero Karius, el golazo de Gareth Bale y la lesión de Mohamed Salah que lo dejará sin Mundial.
Cuando el partido estaba empatado, cuando no se veía por donde pudiera destrabarlo el Madrid, apareció la magia de Gareth Bale.
El jugador de Gales se tiró una espectacular chilena a centro de Marcelo y puso el 2-1 que rompió el partido, pues luego vino otro craso error de Karius que le puso sentencia de muerte al Liverpool y la etiqueta de Real Madrid a la ‘Orejona’.
El partido comenzó con un claro dominio del cuadro inglés, que fiel a su costumbre, apretó de forma intensa en los primeros minutos y cerca estuvo de abrir el marcador.
Salah y Mane eran unos auténticos demonios para la defensa del Madrid que se tuvo que revolver en par de ocasiones para evitar la caída de su marco y sobre todo con un par de atajadas de Keylor Navas.
Y fue entonces cuando el partido rompió con la lesión de Mohamed Salah.
El egipcio forcejeó con Sergio Ramos pero al momento de caer dejó todo su peso sobre la clavícula izquierda, de inmediato entraron las asistencias, lo ayudaron pero instantes después se volvió a desplomar.
De inmediato Salah rompió en llanto. La señal del adiós del partido y minutos después del Mundial. Muy duro para quizás el mejor jugador del mundo en lo que va del 2018.
Pero eso no fue todo. Carvajal también rompió en llanto minutos después. Supo que se había roto cuando hizo un esfuerzo para alcanzar una pelota sobre la línea final.
Comenzó el complemento y vino el que quizás es el gol más increíble en una final de fútbol. Loris Karius intentó salir jugando, pero Benzema se avivó, estiró la pierna y desvió la pelota lo suficiente como para mandarla al fondo y abrir el marcador que minutos después empataría Mane de forma fugaz.