El Olympique de Lyon retomó el pulso a su errático comienzo de temporada con una victoria balsámica ante el Benfica (3-1) en la fase de grupos de la Liga de Campeones que le otorga serias opciones para clasificarse para los octavos de final.
Lyon se desquita del Benfica
El Lyon por fin gana un partido internacional en su nuevo estadio y vive en la Champions League.
A la séptima llegó la vencida, puesto que el conjunto francés llevaba nada menos que seis partidos seguidos empatando en su flamante estadio en la máxima competición europea.
Con el ánimo de vengar la cruel derrota que sufrió en Lisboa, el Olympique salió a morder y a los tres minutos ya había conseguido adelantarse. En una jugada ensayada a la salida de un córner, Depay le cedió el balón a Dubois y éste metió un centro con rosca que conectó con la cabeza de Andersen. El central danés transformó un centro que fue un regalo ya que internacional francés y capitán lionés tiene un guante en la bota derecha.
La tarde se tornó infernal para el conjunto luso dado que diez minutos después perdió a Ferro, que se tuvo que retirar en camilla con las cervicales protegidas al ser derribado por Vlachodimos en
una salida de puños. Nada más entrar Jardel en su lugar, el central porgués tuvo que despejar un pase envenenado de Aouar en el área pequeña. Y es que el menudo centrocampista lionés dio un recital en la primera parte. El segundo gol de los locales lo fabricó él con un eslalon por la banda zquierda en la que dejó totalmente en evidencia a Tomás Tabares. El canterano francés hizo lo que quiso con él. Le regateó, se fue por velocidad y centró hacia atrás para que Depay culminara la jugada con un tanto que llenó de alegría a la afición local que esta temporada sólo se estaba levando disgustos.
Y a falta de un cuarto de hora para el final Seferovic controló con el pecho un gran pase en profundidad y disparó cruzado. Pero en esta ocasión el guardameta lionés nada pudo hacer.
Volvieron entonces los nervios al conjunto local que sin Depay en el campo era como si hubiera perdido carácter. La garra y la imaginación del holandés se echaron de menos. Dembélé trató de tomar el testigo y a punto estuvo de marcar con una chilena en unos instantes finales en los que el Benfica apretó pero sin colmillo. Fue Traoré quien a falta de dos minutos para la conclusión devolvió por fin la tranquilidad a la parroquia lionesa con un zurdazo ante el que nada pudo hacer Vlachodimos.