Más honorable que un león, más certero que una lechuza y tan efectivo como un camión, la maquinaria alemana se puso en marcha de nueva cuenta, esa que tiene engranajes perfectos que otorgan goleadas y pavor a diestra y siniestra y somete la valentía de sus rivales.
El Bayern Múnich golea al Lyon y se instala en la Final de la Champions League
La valentía francesa no tuvo recompensa ante la maquinaria alemana que disputará el título ante el PSG.
El Lyon plantó cara, mucha, pero esa valentía a veces no es suficiente cuando se tiene en frente a un Bayern Múnich intratable, que volvió a golear por 3-0 y que se instaló en la Final de la Champions League.
En cinco minutos, el Lyon hizo toda la tarea que el Barcelona no pudo (o no supo) hacer, o al menos utilizó al conjunto blaugrana como "conejillo de Indias" para tratar de escupirle en la cara al gigante alemán. El Olympique se creció y le llegó al menos al pecho a los bávaros.
Hansi Flick repitió la dosis táctica empleada ante los catalanes pero, ahora, con un rival con mucho más cohesión entre líneas y unas transiciones más fluídas y apenas a los 4', Depay tenía un mano a mano con Neuer que se fue por un costado de la meta.
Toko Ekambi tuvo dos más para hacer daño, el Lyon se encontraba hasta con el poste en su cruzada ante el todopoderoso Bayern. El dominio, la posesión y las chances eran francesas... pero los goles fueron alemanes.
Gnabry condujo el balón y parecía que el mar se abría a su paso, el alemán llegó hasta los linderos del área para rematar y firmar un golazo que contó con el excesivo respeto de la zaga del Olympique a los 18'. Después, a los 33', en una jugada de esas que se logran a base de esfuerzo y eso que los pantalones esconden, el propio Serge se encargó de firmar doblete tras un remate suelto de Lewandowski en el área chica.
El Lyon no claudicó en el segundo tiempo y volvió a poner en jaque a la escuadra de la Bundesliga, ya con Dembélé adentro y Depay en la banca; sin embargo, Manuel Neuer se creció de nueva cuenta y el correr de los minutos orilló a que los galos bajaran los brazos, solo así pudo anotar Robert Lewandowski su gol, cerca del final y con un cabezazo en jugada a balón parado. Una nueva goleada estaba consumada.
La valentía es loable, pero las Finales las juegan los que meten el balón a las redes. El Bayern llegará para enfrentar al PSG en búsqueda de su sexta Champions League con el corazón de un león y la eficacia de sus engranes.