Sólo tres minutos necesitó el Real Madrid para avisar a la Roma de dónde estaban. Un balón aéreo de Kroos en el Bernabéu robó protagonismo a la luna de Madrid. Bale, liberado de su particular eclipse de protagonismo, bajó el balón como sólo Zidane le pudo enseñar y su duro disparo de zurda lamió el poste de Olsen. Juega el Madrid, tiembla Europa.
El Imperio de la Champions del Real Madrid amenaza con prolongarse un año más
El equipo blanco regresó a sus tardes de gloria en competición europea y superó a una desdibujada Roma que en ningún momento dio sensación de poder vencer en el Bernabéu.
El trece veces campeón del torneo no echa en falta a nadie. A nadie. Sus raíces son tan robustas como su sala de trofeos. Su inmortal esencia castiza, cuando sale, no conoce rival. En solo 20 minutos, Bale, Isco, Benzema, Carvajal y, de nuevo, Karim Benzema fallaron ocasiones claras de gol. La única amenaza tras el primer cuarto del partido fue precisamente haber indultado al rival. Eso, en fútbol, puede traer consecuencias nefastas a tanta superioridad.
El Madrid de Lopetegui es más equipo, más vertical, más “jugón”, más solidario, más elegante... en definitiva, más en todo menos en una cosa importantísima: el gol. Hasta que llegó, claro, y de hermosa factura. Como Cristiano se expulsó en Valencia, Isco le tiró el guante a Messi. Falta al borde del área en el minuto 44 y el malagueño se concentró con la mirada clavada en la cruceta. Allí la tiró, por ahí entró a velocidad de crucero y lejos de cualquier alcance de la barrera o el cancerbero. Llegó el gol en el 44 y Lopetegui podía trabajar en el vestuario una charla menos exigente, más continuista y, sobre todo, justa. La Roma, ni se bajó del autobús ubicado en el parking de Chamartín.
Di Francesco, técnico de la Roma, no contaba en la matemática previa al choque con los puntos de Madrid. Y, o mucho cambiaba la película, o saldrían del coliseo blanco sin pena ni gloria. Ünder intentó cambiar el claro guion del partido con un zurdazo al que respondió Navas con reflejos felinos. Avisó la Roma nada más reanudarse la segunda mitad.
Un espejismo. El Real tiene recursos ilimitados. Si alguien se creía que las contras eran solo para cuando jugaba CR7 se equivocó. El Madrid es el mejor equipo del mundo al contraataque y Bale las proyecta mucho mejor que nadie. En el minuto 57, además, la definió para poner el dos a cero en el marcador. Casemiro recuperó el balón en su campo, habilitó a Modric y el croata buscó el pase interior para la carrera que le marcaba Bale quien definió con un zurdazo inapelable. Volvió el Madrid que nunca falla en las tardes de competición europea.
Una de las peores cosas que te puede ocurrir en Madrid es ir debajo en el marcador y que el Real se exhiba. Es una fiesta majestuosa de fútbol total entre Isco, Modric y Asensio con un invitado nuevo, Mariano, que por fin debutó. Parece como si la magia se le ha multiplicado al medio campo madridista. En el minuto 75 Isco asistió en el área a Asensio que se internó entre tres rivales con una ruleta y mirando al tendido en el cara a cara con Olsen la estrelló en su pierna desviando a córner lo que hubiera sido un gol directo al premio Puskas, al gol de la Champions y a todos los virales de cualquier red social del planeta.
La Roma se replegó para intentar maquillar el resultado pero se toparon con Keylor Navas. El costarricense lo sacó todo, cabezazo a bocajarro incluido y así incentivar el debate por la titularidad en la portería.
A la directiva del Real Madrid le ha salido bien este tormentoso verano. Hasta cubrieron el dorsal 7 con la llegada de Mariano. Un gol del dominicano bordaría la noche. ¡Y qué golazo marcó! Ya con el partido acabando se sacó un zambombazo desde fuera del área que se coló por toda la escuadra. Hay Champions… hagan sus apuestas.