Para bien y para mal. Es el Real Madrid de siempre. Y hoy en Kiev, frente a otro gigante, volvió a quedar de manifiesto.
Opinión | El Real Madrid... de siempre
Es el Real Madrid de los fallos arbitrales, los que jamás deberían manchar un triunfo; es el equipo de la suerte, el que a veces la encuentra sin intentar encontrarla.
Mi lado 'anti' me hace ser más crítico, pero mi lado periodístico me hace ser también una persona objetiva.
Es el Real Madrid de los fallos arbitrales, los que jamás deberían manchar un triunfo; es el equipo de la suerte, el que a veces la encuentra sin intentar encontrarla.
Pero también, es el tricampeón de Europa, el 13 veces monarca de la Champions League. El de golazos como el de Bale y el de la astucia de Benzema.
Hoy el punto de inflexión en la final es la lesión de Mohamed Salah y que debió representar la expulsión de Sergio Ramos. Con un 0-0 en el marcador, esa o esas bajas debieron ser un parteaguas en esta final.
Pero como suele pasar, el silbante perdonó a uno de los mejores defensas del mundo, pero también, a uno de los más sucios que existen.
Y en el pecado, la penitencia, un tanto injusta le llegó al Liverpool. Le cayó por ser un equipo preocupado por gastar y gastar en defensas, medios y delanteros; en reinvertir lo que le arrancan a destajo. Eso si, jamás invirtiendo en un arquero de garantías.
Nahuel Karius, un nombre desconocido hasta Kiev y que hoy tristemente “caminará un tanto solo”.
El Madrid tuvo suerte por el error más inverosímil y ridículo de la Champions. Pero ahí, la suerte normalmente le sonríe a ellos. Si no, pregúntenle a Benzema.
Ese gol debería radicar en la continuidad de Karim y en el inmediato adiós de Karius, indigno arquero del Liverpool.
Y de lo demás, lo de siempre. El gol de Gareth Bale, inmediato candidato número 1 al Puskàs. Una obra de arte ‘a lo Zidane’ que solo sabe hacer, sí, el Real Madrid.
El resto fue lo de menos. Liverpool destruido y el Real Madrid orgulloso de un señorío que merece pero que no debería mancharse por rupturas como las de Sergio Ramos.
El Real Madrid es el campeón de Europa. Merecido e indiscutible. Duele a los antis, pero es indudable periodísticamente aceptar su grandeza.