Con un impecable saco azul y una ajustada camisa blanca, porte de elegancia y suficiencia, el 24 de junio a primera hora Zinedine Zidane era presentado por Florentino Pérez como nuevo entrenador del Real Madrid. Su llegada como timonel no se daba entre el alarde glamoroso del Presidente del club 'merengue', sino en medio de una tempestad que dejó Rafael Benítez.
Zidane, un artista a la par de Pelé y Maradona
La cosecha de títulos sigue para uno de los grandes magos del futbol.
Zidane era un mago con la pelota, un estilista brillante en el césped y un ganador nato. Esa misma filosofía que llevaba cuando vestía de corto la transmite con un traje slimfit que acaba siempre con un hoyo en la entrepierna.
Si el cielo está compuesto por el 'Dios Maradona' y el 'Rey Pelé', a Zidane habría que ponerlo como el arcángel Miguel: el francés debe ser el guardian de las puertas de entrada a ese cielo.
La estrella se calzó de corto por vez primera en el Cannes francés; el equipo lo dice todo, una estrella tiene que nacer en un sitio digno de uno de los mejores festivales del planeta. La elegancia se pintó pronto hasta que llegó a la cuna del buen vino: el Burdeos. Tras madurar, se fue a conquistar uno de los juegos más toscos del mundo como el italiano, y de ahí, ya en la cima, solo le quedaba aterrizar en el club más grande del siglo XX.
'Zizou' tomaba la pelota con cadencia, la dormía, la pisaba y fintaba con la mirada. Era capaz de detener el tiempo cuando bajaba el balón en el aire; marcaba los tiempos y lanzaba con exactitud, desplegaba con velocidad y definía como si se tratara del mejor delantero del planeta. Ese era Zinedine Zidane.
Si a un jugador se le midiera como el mejor por títulos obtenidos, el francés tendría que estar en lo más alto. Prácticamente lo obtuvo todo: con Francia, el Mundial de 1998 siendo el mejor jugador de la copa, obtuvo la Eurocopa de 2000, Balón de Oro en 1998, mejor jugador FIFA en 1998, 2000 y 2003, mejor futbolista de la UEFA en 2002 y el mejor futbolista de la Copa del Mundo en 2006. Sí, FIFA lo premió con todo y aquel cabezazo a Materazzi.
A nivel de clubes, se quedó con la Copa Intercontinental de 1996 y 2002, la Supercopa de Europa en 1996 y 2002, dos ligas en Italia durante 1997 y 1998, una Supercopa de Italia en 1997, una liga en España durante 2003 y dos Supercopas de España en 2001 y 2003.
Si con la selección nunca podremos olvidar aquellos cabezazos con los que derrotó a Taffarel en 1998, tampoco nos quitaremos de la cabeza el disparo de volea, a la media vuelta, con la que selló su primera y única Champions League como futbolista. Un gol visualmente tan perfecto que pudo ser pintado en un retrato que después colgaran en el Louvre.
¿Qué le falta entonces a Zidane para ser reconocido entre los tres mejores jugadores del planeta? ¿Por qué no tendría que ser llamado el mejor deportista francés de todos los tiempos? ¿Qué le envidia Zinedine a Pelé o a Maradona?
Zidane se fue en 2006. No es claro entender esa brillante carrera con un lento caminar a lado de la Copa del Mundo de Alemania viendo de reojo el título que dejaría en las manos de Italia. Aquel día, más allá de un cabezazo no pensado, el futbol se quedó sin su mago.
"Zidane es, sin ninguna duda, una de las figuras más grandes de la historia del fútbol. Él sabe mejor que nadie lo que significa estar al frente de la primera plantilla del Real Madrid", dijo un serio Florentino Pérez al momento en que anunciaba el cese de Benítez y la llegada de Zidane.
El panorama era más negro que claro cuando entró a dirigir al Real Madrid. El equipo no caminaba, estaba dividido y perdido en ideas, con un déficit de puntos que no solo lo dejaba con pocas posibilidades para pelear el campeonato, sino que incluso, no le auguraba un ingreso directo a la fase de grupos de la próxima Champions League.
Pero Zidane fue de menos a más, así como fue su carrera. Conquistó partidos sencillos dejando duda sobre los rivales complejos; silenció a sus detractores en esos encuentros difíciles pese a que estaba el cuestionamiento del funcionamiento; hizo un futbol elegante y redujo una cantidad de puntos que nadie creía que el Real Madrid haría. Siempre había un logro y una duda hasta que el 'mago' hizo lo que mejor sabe hacer: magia.
Hoy, con unos meses como entrenador, Zidane volvió a hacer historia y otra vez levantó un título. El campeonato que eclipsa el doblete del Barcelona y que le da la undécima al equipo 'merengue'. Nadie se equivocó con él.
Zidane es la representación 'blanca' de lo que un día fue Guardiola y Luis Enrique para el Barcelona. Pero Zidane no solo es del Real Madrid y no solo es de Francia, Zidane es de todos, un elegante y ganador del futbol.