Juegos Olímpicos

    Memoria México 68: Cuando Tommie Smith, John Carlos y Peter Norman sacudieron al mundo

    El 16 de octubre de 1968, los atletas negros -apoyados solidariamente por el australiano- subieron al podio del Estadio Olímpico Universitario e hicieron la señal del Black Power.


    Por:
    Omar Carrillo.

    De izquierda a derecha, Peter Norman, Tommie Smith y John Carlos.

    Imagen Getty Images
    De izquierda a derecha, Peter Norman, Tommie Smith y John Carlos.

    Tommie Smith portaba el número 307 y corría por el carril tres, Peter Norman el 111 y de él era el seis. Finalmente John Carlos era el 259 e iba por el cuatro.

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    Los primeros cien metros los dominó Carlos y de pronto Smith saltó por su izquierda, y le aventajó. Unos metros antes de la meta, Norman hizo lo propio por su derecha.

    El 16 de octubre de 1968, sobre el tartán del Estadio Olímpico Universitario de la Ciudad de México, se miró una estupenda final de 200 metros varoniles en los Juegos Olímpicos.

    Smith, finalmente, ganó la medalla de oro. Norman la plata y Carlos el bronce. Tras la veloz carrera hubo cierta sensación de sorpresa por la intromisión del de Australia entre los dos estadounidenses, pero el resultado estaba dentro de lo esperado. Lo que vino más tarde no.

    Durante la premiación, mientras se escuchaba el himno americano, se desataron los demonios. Smith y Carlos -ambos afroamericanos- levantaron en alto sus puños. El del oro el derecho, el de bronce el izquierdo, recubiertos ambos en guantes negros.

    Era la señal del Black Power, una mueca de protesta de los atletas afroamericanos contra la segregación racial.

    Norman, aunque con el tiempo a muchos se les haya olvidado, también fue protagonista del momento.

    El espíritu olímpico revivió en México con el encendido simbólico del Fuego Olímpico 50 años después de los Juegos de 1968.
    El Estadio Olímpico Universitario reunió este viernes a deportistas y voluntarios para conmemorar los 50 años de México 68.
    Los seis medallistas olímpicos mexicanos que aún viven desfilaron en el Estadio Olímpico Universitario, en total fueron nueve quienes sumaron metales.
    El Fuego Olímpico y los participantes recorrieron 20 kilómetros en total.
    Dentro del Estadio Olímpico los participantes formaron la figura de los aros olímpicos en el centro del terreno de juego.
    La conmemoración recuerda los primeros Juegos Olímpicos de verano realizados en América Latina.
    Un total de 5516 deportistas de 112 países participaron en los Juegos Olímpicos de México 1968.
    El recorrido y el homenaje fueron al mediodía de este viernes al igual que hace 50 años.
    La atleta Enriqueta Basilio se encargó, al igual que hace 50 años, de encender el pebetero en el Estadio Olímpico Universitario.
    Los Juegos Olímpicos de México 1968 comenzaron el 12 de octubre y finalizaron el 27 de octubre.
    Hubo 172 eventos en 20 deportes olímpicos (dos de ellos de exhibición) durante las justas.
    En el medallero final el vencedor fue Estados Unidos con 45 medallas de oro, seguido de la Unión Soviética con 29 y Japón con 11.
    Como anfitrión, México sumó tres medallas de oro, tres de plata y tres de bronce.

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    Imagen Mexsport.
    El espíritu olímpico revivió en México con el encendido simbólico del Fuego Olímpico 50 años después de los Juegos de 1968.


    El chico blanco australiano, lució solidariamente sobre el escudo de su comité olímpico una pegatina del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos (OPHR), un moviento organizado por los atletas de raza negra para exigir igualdad. También sus compañeros en el podio la portaron.

    Entre los tres, aunque casi siempre se ha hablado únicamente de Smith y Carlos, hicieron la mayor mezcla, obvia y sin violencia, entre política y deporte que se haya visto en un gran evento deportivo hasta la fecha.

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    Las consecuencias para los tres atletas fueron desastrosas.

    Smith y Carlos fueron e xpulsados de la Villa Olímpica de inmediato por su comité olímpico y Norman fue reprendido por el suyo. Luego los tres fueron marginados de su deporte y de sus sociedades al volver a sus países.


    No se les festejó la victoria en casa, aunque los estadounidenses fueron tratados como héroes por sus comunidades, y sólo mucho tiempo después se les reconoció su aporte en la lucha por la igualdad tras ser más que maltratados y despechados en sus países de orígen.

    "Nosotros sólo éramos seres humanos, que veíamos la necesidad de llamar la atención sobre la desigualdad en nuestro país", dijo Smith mucho tiempo después en un documental sobre los Juegos Olímpicos de México producido por la cadena HBO y citado en Life.com.

    "No me gusta la idea de que la gente lo vio como negativo. No era más que un puño en alto en el aire y la cabeza baja, reconociendo la bandera americana, no simbolizaba odio por ella", agregó Smith.

    También mucho tiempo después, durante el funeral de Peter Norman -el 10 de octubre del 2006-, Carlos contó la charla que sostuvieron él y Smith con el australiano justo antes de subir al podio de ganadores.

    Los estadounidenses le preguntaron si creía en los derechos humanos, él respondió que sí - desde siempre había sido testigo del maltrato a los aborígenes en su país natal que también tenía leyes de segregación-, entonces le preguntaron si creía en Dios. Norman que había sido parte del Ejército de Salvación contestó que creía fuertemente en Dios.


    " Sabíamos que lo que íbamos hacer era mucho más grande que cualquier hazaña atlética, él dijo, 'voy a estar con ustedes'", relató Carlos al diario australiano The Age y añadió que esperaba ver miedo en los ojos de Norman cuando ya no había vuelta atrás, pero no fue así, " yo vi amor", dijo y agregó, "Peter ni se inmutó (en el podio). Nunca giro sus ojos, nunca giró su cabeza. Nunca dijo tanto como 'ouch'. Ustedes han perdido un gran soldado. Vayan y cuenten a sus hijos la historia de Peter Norman".

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    También, por supuesto, habría que contarles de Tommie Smith y John Carlos, y lo que hicieron los tres juntos por los derechos humanos aquella tarde-noche del 16 de octubre en el Estadio Olímpico Universitario.


    * Algunos párrafos son un extracto del texto: "Una capa debajo del corazón y de los sueños. 60 aniversario del Estadio Olímpico Universitario", del mismo autor.

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