Cuatro mitos del deporte que murieron en el 2016
Atendiendo a la tradición del Día de Muertos recordamos a Mohammad Ali, Johan Cruyff, Arnold Palmer y Vera Caslavska.
Es cierto que sus deportes son disímbolos. Tan dispares como los puños y los pies. O el césped y la lona, pero el común entre ellos es que su disciplina cambió con su sola presencia y aportación. Ya fuera estridente y rocambolesca o discreta y personal.
Mohammad Ali, Johan Cruyff, Arnold Palmer y Vera Carlavska partieron este 2016 y, atendiendo a la tradición de Todos Santos y del Día de los Muertos, les recordamos.
Las frases célebres de Muhammad Ali
Mohammad Ali - De puños demoledores, su lengua y posición política fueron tan letales como el poder de sus guantes.
Le dio al boxeo otra dimensión, redefinió para el mundo lo que significa una figura deportiva y sus batallas tanto dentro como fuera del ring fueron seguidas a nivel global fuera uno amante o no del deporte de los puños.
A su muerte, John Carlin en el diario El País escribió sobre él: “Ali era la definición del carisma; era el carisma hecho carne, equiparable a una figura de leyenda como el Aquiles de Homero, o histórica como Napoleón…”.
El más grande, el más fuerte, el más guapo, como el mismo se proclamó, pero que al final el planeta le reconoció como cierto, nos dejó el 03 de junio.
¿Cómo Johan Cruyff cambió el fútbol?
Johan Cruyff - Todavía los ecos y efectos del fútbol de Johan Cruyff rondan el mundo del fútbol con equipos como el FC Barcelona y técnicos como Josep Guardiola.
El holandés, consiguió que su nombre fuera asociado a un fútbol vertical y espléndido tanto como jugador como de director técnico, con premisas tan elementales como: “si tú tienes el balón, el rival no lo tiene” o “en mi equipo, los delanteros sólo deben correr 15 metros, a no ser que sean estúpidos o estén durmiendo”. O “jugar al fútbol es muy sencillo, pero jugar un fútbol sencillo es la cosa más difícil que hay”.
Nada era atípico en él o, lo que es lo mismo, todo era atípico en él. Era holandés en una época en que serlo no significaba mucho en el fútbol. Como jugador puso de moda el número 14 y el fútbol total. Como técnico, su fútbol era… eso exactamente, su fútbol. No el de nadie más. Luego se convirtió, por su trascendencia, en el fútbol de todos. Murió el 24 de marzo.
Arnold Palmer - Cuando el gobierno de los Estados Unidos le otorgó la medalla Presidencial de la Libertad en el 2004 y la Medalla de Oro Congresional en el 2009, Arnold Palmer siguió el mismo ritual.
Al concluir ambas ceremonias oficiales entre oropeles y políticos, salió a la calle y se refugió entre la gente de a pie. Repartió autógrafos y sonrisas a todo aquel que se lo pidió.
Con aquella sencillez, Palmer le dio al golf el empujón que le hacía falta para ser popular y, claro, lo complementó con los 62 triunfos en el Tour de la PGA (incluidos siete mayors) que obtuvo.
Fue el hombre que le dio impulso a su deporte a través de un novedoso aparato en los miles de hogares estadounidenses en los años 50, la televisión.
“Arnold significa todo para el golf, sin discusión. Su carisma, personalidad y presencia expresada a través de la televisión fue lo que generó el crecimiento”, aseguró Tiger Woods alguna vez. Falleció el 25 de septiembre a la edad de 87 años.
Vera Caslavska - Después de Larisa Latinina y antes de Nadia Comaneci, Vera Caslavska fue la reina de la gimnasia.
Ostenta un récord imposible; es la única gimnasta que ha conseguido ganar en Juegos Olímpicos diferentes todos los títulos individuales.
Ganó 11 medallas en tres citas olímpicas, pero su apoteosis fue en el 68. Enamoró al público en los ejercicios de suelo al ritmo de música mexicana, le llamaron entonces ‘La novia de México’.
Luego se casó en la catedral de aquella nación con el también checo y medallista de plata en los 1500 metros de atletismo, Josef Odlozil.
Elegante y plástica, tenía una enorme sonrisa y un carisma a prueba de todo. Bueno de casi todo, porque al regreso a su país fue marginada por sus ideas políticas.
Por ejemplo, durante los Juegos en México en la premiación de una gimnasta de la URSS bajó la cabeza y perdió la mirada en algún punto indeterminado en señal de protesta por la invasión de aquella nación a su país solo unos meses antes.
Años más tarde con la llegada de la democracia recuperó notoriedad. Murió el 30 de agosto a los 74 años.