Atletismo

    Kipchoge corre el maratón más rápido de la historia

    El keniano impuso un nuevo récord al acabar los 42,195 metros en menos de dos horas, mejorando la marca anterior por menos de 2 minutos.


    Por:
    TUDN

    Los kenianos Geoffrey Kirui y Edna Kiplagat barrieron con sus rivales en el Maratón de Boston, en una carrera que se vivió en un ambiente lleno de optimismo.
    La carrera comenzó en medio de un clima soleado y agradable y con el colorido de una fiesta lejos de los temores infundidos en el pasado.
    Los participantes llevaron lo mejor de su indumentaria para la edición 121 de una de las carreras más tradicionales del mundo.
    La de Boston es junto a la de Nueva York, Chicago, Berlín, Londres y Tokio una de las seis grandes carreras de la temporada conocidas como World Marathon Majors.
    Los fanáticos alrededor alentaron con carteles a quienes estuvieron en competencia.
    Las personas entre 18 y 34 años que desean participar deben tener un registro igual o menor a 3 horas 5 minutos obtenido en alguna de las seis grandes carreras del World Marathon Majors.
    Algunos de los participantes demostraron que para la práctica del deporte la edad no es un problema.
    El Maratón de Boston se celebra el tercer lunes de abril cuando en el estado de Massachusetts es celebrado el Patriot Day.
    La Policía tomó todas las medidas preventivas para evitar que se repitan atentados como los sucedidos en 2013 que dejaron tres víctimas fatales.
    Los perros antiexplosivos fueron claves para acordonar la zona en la que se realizó la competencia y en donde estarían los espectadores.
    A pesar de las buenas intenciones, algunos de los participantes se vieron superados por la exigencia de la prueba.
    Sin embargo, la carrera de Boston fue una nueva prueba para demostrar que los límites solo están en la mente.
    En la competencia de hombres se impuso el keniata Geoffrey Kirui en la recta final con un tiempo de 2 horas 9 minutos y 37 segundos.
    La keniata Edna Kiplagat, que ya había ganado en Nueva York en 2010, obtuvo su sexta victoria en un maratón con un registro de 2 horas 21 minutos 52 segundos.
    El Maratón de Boston fue una nueva oportunidad para demostrar la esperanza que el deporte le da al mundo.

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    Los kenianos Geoffrey Kirui y Edna Kiplagat barrieron con sus rivales en el Maratón de Boston, en una carrera que se vivió en un ambiente lleno de optimismo.

    El keniano Eliud Kipchoge, de 32 años, campeón olímpico de maratón, corrió en el autódromo de Monza el maratón más rápido de la historia, culminando con una marca no homologable de 2h00:25 el reto diseñado por Nike para bajar de las dos horas en la carrera de 42.195 metros.

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    El ritmo trepidante decayó en los diez últimos kilómetros y Kipchoge no pudo bajar de las dos horas, que era el objetivo del proyecto Breaking2, pero pulverizó la mejor marca de la historia anterior, las 2h03:02 de su compatriota Geoffrey Mutai, igualmente no homologada debido al recorrido ligeramente descendente de Boston.

    Originario de la provincia del Valle del Rift, Kipchoge, que en 2003, con sólo 18 años, batió en la final de 5.000 metros de los Mundiales de París a dos grandes, Hicham El Guerruj y Kenenisa Bekele, demostró que el muro de las dos horas está a la vuelta de la esquina.

    Nueva York vivió la edición 46 de su Maratón, que bajo un clima soleado tuvo un ambiente competitivo y festivo.
    El cielo aportó el colorido a una competencia que convocó a los mejores en las categorías convencionales y paralímpicas en hombres y mujeres.
    México estuvo presente en la Media Maratón de Nueva York con Antonio Medina, que utilizó un atuendo que le rindió homenaje a los aztecas.
    La carrera se disputó en los cinco distritos de la ciudad de Nueva York (Staten Island, Queens, Brooklyn, Bronx y Manhattan) y, como es tradicional, terminó en Central Park, y con la colaboración de unos 10.000 voluntarios.
    La keniana Mary Keitany se coronó por tercera vez consecutiva. El único precedente de una triple victoria consecutiva que acumuló hoy Keitany en Nueva York lo tiene la noruega Grete Waitz, que venció los cinco maratones de esta ciudad que se disputaron entre 1982 y 1986.
    La carrera femenina estuvo clara por el dominio que ejerció durante casi todo el recorrido Keitany, de 34 años y madre de dos hijos.
    Keitany llegó a la meta con un tiempo de 2h24:26, un segundo más del tiempo que consiguió en la edición de 2015, a 3:34 de la también keniana Sally Kipyego, quien se colocó en el segundo lugar a partir del kilómetro 38. De tercera quedó la estadounidense Molly Huddle, a 3:46 de Keitany.
    "Me siento estupenda", afirmó Keitany poco después de recibir la medalla de oro. "A las 15 millas (24 kilómetros) decidí hacer mi propia carrera", agregó.
    El eritreo Ghirmay Ghebreslasie, con un tiempo de 2h07:51, seguido por el keniano Lucas Rotich, a 1:01, y el estadounidense Abdi Abdirahman, a 3:32 del líder.
    Ghebreslassie, de 20 años, se convirtió hoy en el maratonista más joven que gana la carrera de Nueva York. "Ganar el maratón de Nueva York siempre ha sido un sueño para mí", afirmó el corredor eritreo.
    "Me siento muy orgulloso porque nadie antes de mi país había ganado un maratón mayor", agregó el eritreo, quien entró rebosante de felicidad a la meta mientras un crucifijo de oro rebotaba en su pecho.
    Una promesa en masculina y una figura dominante en femenino se consolidaron así como los grandes ganadores en las competencias de atletismo convencional.
    La Maratón de Nueva York también tuvo competencias de silla de ruedas en hombres y mujeres, que contó con los mejores a nivel mundial.
    El suizo Marcel Hug de Suiza (der.) y el australiano Kurt Fearnley vivieron una final intensa en la división masculina de silla de ruedas.
    Al final, Hug (de blanco) fue el ganador de la carrera masculina, mientras que en la femenina se impuso la estadounidense Tatyana McFadden, ganadora de medalla de plata en Río 2016 y que obtuvo su cuarta victoria en Nueva York, que se vivió en una sana pero exigente competencia.
    Los organizadores informaron de que en la carrera, la que mayor número de corredores reúne en todo el mundo, participaron unas 50.000 personas.

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    Nueva York vivió la edición 46 de su Maratón, que bajo un clima soleado tuvo un ambiente competitivo y festivo.

    Para romperlo, había que recortar 2 minutos y 57 segundos al récord mundial de Kimetto, y para ello Nike se inventó una carrera de laboratorio con la ayuda liebres rotatorias que entraban por turnos en carrera, de forma que la marca no podía ser homologada.

    El artículo 144 del reglamento de la IAAF estipula: "Los ejemplos siguientes se considerarán asistencia, y por lo tanto no se permitirá: (a) marcar el paso en carreras por personas no participantes en la misma carrera, por atletas doblados o a punto de ser doblados o por cualquier clase de aparato técnico (diferentes de los autorizados en el Artículo 144.4 (d)).

    Para romper la barrera de las dos horas en maratón, había que superar en un 2,5 por ciento el récord mundial de Kimetto (2h02:57), y para ello fueron seleccionados tres contendientes, el mínimo que exige el reglamento en una carrera: el campeón olímpico, Eliud Kipchoge, el etíope Lelisa Desisa, dos veces ganador en Boston, y el eritreo Zersenay Tadese, plusmarquista mundial de medio maratón.

    El velocista más grande de todos los tiempos, 
<b>Usain Bolt</b>, colgará los spikes después de participar en los Mundiales de Londres 2017.
    <b>Wayde van Niekerk</b>, desde el carril ocho, sepultó el récord mundial de Michael Johnson en los 400 metros planos en Río 2016. Será uno de los mejores velocistas de todos los tiempos.
    Una de las estampas más icónicas de Río 2016 fue la victoria de Shanuae Miller sobre Allyson Felix. Esperamos que se repita el duelo en los 400 metros planos de Londres 2017.
    La etíope 
<b>Ayana Almaz </b>quebró un récord mundial que parecía imposible y quiere extender su reinado en los Mundiales de Londres 2017.
    La reina del salto triple, 
<b>Caterine Ibargüen</b>, es la atleta latina más sobresaliente de la actualidad.
    La jamaiquina 
<b>Elaine Thompson</b> es la nueva reina de las pruebas de velocidad.
    <b>Mo Farah</b> parece ser invencible en los 5 mil y 10 mil metros planos. En el Mundial de Londres 2017 buscará extender su supremacía.
    La mexicana 
<b>Guadalupe González</b> no había iniciado la práctica de la marcha mientras se celebraban los Juegos de Londres 2012; ahora es medallista olímpica y aspira a una presea de campeonato mundial.
    El keniano 
<b>Eliud Kipchoge</b> no solamente tratará de ganar el Campeonato Mundial, sino además de romper el récord del orbe en el maratón.
    La gimnasia no había tenido una reina tan sólida desde Nadia Comaneci. 
<b>Simone Biles</b> es prácticamente invencible desde 2013 y buscará en Montreal 2017 su cuarto oro mundial en el all-around.
    Hace ocho años, aún niño, se tomaba fotos con su ídolo; en 2016,
<b> Joseph Schooling (der.)</b> derrotó a Michael Phelps en los 100 metros mariposa y nos dio una de las historias más entrañables de los últimos Juegos Olímpicos. El relevo generacional está dado.
    La estadounidense 
<b>Katie Ledecky </b>deslumbró al mundo en Río 2016 y a sus aún 19 años de edad tiene nueve oros mundiales y cinco olímpicos.
    María Espinoza es la mejor deportista en la historia de México: la única con oros centroamericano, panamericano, mundial y olímpico, además de otras dos preseas de la magna justa.
    La galesa
<b> Jade Jones</b> le ha dado dos preseas de oro olímpicas al Reino Unido, en Londres 2012 y Río 2016.
    El mexicano 
<b>Germán Sánchez</b> sorprendió con su plata en la prueba individual de plataforma en Río 2016 y tratará de ganar su segunda presea mundial en Budapest 2017.
    Alejandra Valencia será una de las rivales a vencer en el Campeonato Mundial de tiro con arco de la Ciudad de México.

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    El velocista más grande de todos los tiempos, Usain Bolt, colgará los spikes después de participar en los Mundiales de Londres 2017.

    Pero la clave estaba en las liebres, una selección de 30 atletas de primer rango, como el estadounidense Bernard Lagat, de 42 años, o los africanos Selemon Brega, de 17, Stephen Sambu, Sam Chelanga, Andrew Bumbalough o Chris Derrick.

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    Todo el equipo había desembarcado el 1 de mayo en Milán y trabajaron a diario en el autódromo de Monza, a cuyo circuito, de 2.405 metros, los tres atletas seleccionados tenían que dar 17,5 vueltas para cubrir los 42.195 del maratón, ayudados por un grupo permanente de seis liebres. A partir de la primera vuelta y media, las liebres eran sustituidas de tres en tres.

    A las 5.45 horas, todavía noche cerrada en Monza, se dio la salida. Los nueve corredores -seis de ellos en labores de liebre- emprendieron el reto con 12 grados de temperatura, una humedad del 69 por ciento y un viento que soplaba del norte a 6 km por hora. En el asfalto, un rayo láser dibujaba un espacio de seis metros en forma de pirámide truncada, al que los corredores debían ajustarse, en ritmo y emplazamiento, para que los tres actores principales aprovecharan los beneficios de una formación en punta de flecha.

    El parcial exacto de Kipchoge por el km 5 fue de 14:14. Las liebres seguían la marca del láser sin problemas. Por el décimo km ya había amanecido y el campeón olímpico, con camiseta roja en contraste con las blancas de los otros dos, pasó en 28:21 (para un tiempo final estimado de 1h59:35)

    Contraviniendo otra de las reglas de la IAAF, los atletas recibían avituallamiento líquido desde dos bicis motorizadas que marchaban junto a ellos. Por delante de todos, el Tesla que abría carrera mantenía constantemente el ritmo para clavar las dos horas. La consigna, por tanto, era simple: siga a ese coche.

    Las liebres se relevaban sólo en el espacio reservado para el intercambio, al más puro estilo Fórmula 1.

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    Por el km 15, Kipchoge pasó en 42:34 (para crono final de 1h59:48), por el 20 -ya a solas con las liebres- en 56:49 y cubrió el medio maratón en 59:57. Tadese tiene el récord mundial en 58:23. La carrera se adentraba en territorio inexplorado a esos ritmos.

    La aventura había durado 51 minutos para Desisa, que se quedó atrás en el km 18. En el 20, poco antes de cumplirse la primera hora, también se rezagó Tadese, aunque siguieron en carrera, con tres liebres a su servicio. Por delante, Kipchoge continuaba sin problemas a rebufo de su guardia pretoriana de seis, sin el menor signo de cansancio en su rostro relajado.

    El ritmo seguía por debajo de las dos horas en el km 25: 1h11:03, 15 segundos más rápido que la plusmarca mundial oficiosa de esa distancia. En el 30, tras un parcial más lento, el crono marcaba 1h25:20, camino de las dos horas clavadas.

    A falta de 10 km, a un ritmo jamás sostenido por nadie antes, Kipchoge dobló a Desisa, pero comenzó a tener dificultades para seguir a las liebres, que hubieron de adaptarse a sus fuerzas, abandonando la marca del láser.

    Km 35: 1h39:37. El reto de bajar de las 2 horas se alejaba 6 segundos. La liebre en punta menudeaba sus miradas hacia atrás para no alejarse, y el coche cuya posición marcaba imperturbable los límites del desafío, se alejaba metro a metro.

    Kipchoge sufría siguiendo el ritmo brutal. Había necesitado seis segundos más que en el giro anterior y a falta de una sola vuelta (2,4 km), el ritmo apuntaba a una marca final de 2h00:19. Pasó por el km 40 en 1h54:04. De ahí a la meta, 2.195 metros de agonía, aun cuando sonreía a menudo, frente a un público que comenzaba a llenar las gradas del circuito.

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    Las liebres se retiraron a falta de 300 metros para ceder todo el protagonismo al gran héroe, que paró el crono de meta en 2h00:25 e inmediatamente pidió perdón por no haber conseguido el reto. Había corrido la primera mitad en 59:57 y la segunda en 60:28, a un ritmo increíble de 2:50 el kilómetro.

    Tadese terminó en 2h06:48 y Desisa llegó a la meta 14 minutos después que el ganador.

    El récord del mundo continúa en poder del keniano Dennis Kipruto Kimetto, que el 28 de septiembre de 2014 venció en Berlín con un tiempo de 2h02:57, pero Kipchoge, segundo del ránking oficial de todos los tiempos con 2h03:05, ha rozado en Monza los límites del ser humano en la carrera más larga del programa olímpico, alimentando el debate sobre cuánto tiempo habrá de transcurrir para que caiga el muro de las dos horas.

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