“Viajar en el tiempo, como cualquiera que haya visto la ceremonia de apertura de los Olímpicos de Londres sabrá, es una obsesión británica”, escribía el profesor inglés de historia del arte de la Universidad de Columbia, Simon Schama, a propósito de la aparición de James Bond (Daniel Craig) en el día uno de aquellas olimpiadas.
La importancia del viaje de George Michael en Londres 2012
Tras años de penumbras, nadie sospechaba que el ex de Wham! apareciese cantándole a la libertad en el máximo evento deportivo.
Lo que Schama ni nadie podía sospechar es que, cuando George Michael apareció cantando Freedom! 90 sobre el escenario con forma de la “Union Jack” (la bandera del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte), la ceremonia de clausura también sería dominada por la obsesión del viajar en el tiempo. Después de todo, se rendía un breve homenaje a lo mejor de la música británica del siglo 20.
Un par de años después, en la inauguración de los juegos invernales de Sochi 2014, la música habría de fluir al compás de Las Danzas Polovtsianas, de la ópera del Príncipe Igor compuesta por Aleksandr Borodín. Los rusos hacían pues su propio y particular viaje en el tiempo, pero hasta el siglo 19 en pos de dar a los seguidores del olimpismo alrededor del globo un solo fragmento de su musical legado romántico.
El viaje de Londres 2012 fue ciertamente distinto. Diametralmente distinto. Exageradamente distinto.
George Michael surgió de la nada moviendo las caderas a las cuales iban ceñidos unos pantalones negros de cuero haciendo juego con una chaqueta abierta del mismo material. La calavera brillante de diamantes blancos que hacía las veces de hebilla del cinturón no dejaba lugar a dudas: era el mismo George Michael quien cantaba Faith en 1987 con algunos kilos menos y algunos movimientos más. Estaba haciendo su propio viaje en el tiempo:
Libertad
Debes retribuir por aquello que tomas
Libertad
Debes retribuir por aquello que tomas…
Y después de todo este tiempo
Solamente espero que entiendas
Que algunas veces las ropas
No hacen al hombre.
¿Cómo diantres podía justificarse la presencia del otrora vocalista de Wham! en un magno evento deportivo (el más magno evento deportivo, quizás)? Se justifica solamente si entendemos que algunas veces las ropas no hacen al hombre: que el deporte tanto como la música no entienden de esos disfraces llamados posición social, nacionalidad, orientación sexual, culto religioso, tendencia política o clase económica.
George Michael comprendió que cuando la gente hace música o hace deporte lo demás no es importante. En las letras de sus grandes éxitos se infiere que música y deporte le dan Freedom al hombre; de tal modo, viajando en el tiempo a la clausura de Londres 2012, nosotros podemos inferir que George Michael fue un gran músico. Y un gran deportista. Descanse en paz.