RÍO DE JANEIRO, Brasil - Mónica Puig se convirtió en la primera campeona olímpica en la historia de Puerto Rico tras ganar la medalla de oro en el torneo individual femenino de Río 2016, donde se impuso en la final a la segunda jugadora del mundo, la alemana Angelique Kerber, por 6-4, 4-6 y 6-1.
Mónica Puig le dio a Puerto Rico la primera medalla de oro en unos Juegos Olímpicos
La boricua derrotó en tres sets a la alemana Angelique Kerber en la final del tenis femenil en Río 2016.
La germana, campeona en el Abierto de Australia y finalista de Wimbledon, fue una nueva víctima de la jugadora boricua, que cerró el partido después de dos horas y nueve minutos.
Mónica Puig, que al vencer en semifinales se convirtió en la primera mujer de Puerto Rico en ganar una medalla en unos Juegos, sometió una por una a cada adversaria. Entre ellas a las mejores del circuito, como la española Garbiñe Muguruza, cuarta del ránking y ganadora de Roland Garros, la exvencedora de Wimbleon, la checa Petra Kvitova, la eslovena Polona Hercog o la rusa Anastasia Pavlyuchenkova.
Nunca había ganado a Kerber, con la que cayó en Brisbane en el 2013 y más recientemente, el pasado año, en Canadá. La victoria de Puig, 34 del mundo, es el éxito del tesón, de la fe y del compromiso por los colores de su país.
Con ello, Puig se convirtió en la sucesora de la argentina Gabriela Sabatini, la única tenista latinoamericana que tenía hasta ahora una presea olímpica (plata en Seúl-1988) en individuales.
El himno de Puerto Rico sonó por primera vez en la ceremonia de medallas de unos Juegos Olímpicos.
La raqueta de San Juan, de 22 años, no pudo controlar la emoción mientras sonaban los compases de la música de su país en la ceremonia de entrega. La tenista no cesó de contemplar el premio obtenido y de sonreir.
Durante sus 68 años de historia en los Juegos, Puerto Rico sólo ha ganado ocho medallas, ninguna de oro y ninguna de una mujer. Mónica Puig terminó con esa leyenda. Tras su victoria ante la checa Petra Kvitova y alcanzar la final se aseguró un premio y se convirtió en la primera mujer medallista de su país. Después, tras la final, amarró el primer oro olímpico del deporte boricua.
Tras la final, Mónica Puig lloró en medio de la pista. Corrió hacia uno de los fondos, con una silla en la mano para poder alcanzar al palco de su equipo. No llegó. Tomó una bandera de Puerto Rico y cubrió con ella todo su cuerpo con la que enfiló el camino de los vestuarios.