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    Iván Rodríguez se roba el show en la ceremonia de ingreso al Salón de la Fama del béisbol

    El puertorriqueño se convirtió en un pelotero inmortal y dedicó el logro a sus padres, presentes durante su inducción a Cooperstown.


    Por:
    TUDN

    Ellos son la clase 2017 del Salón de la Fama del béisbol.

    Imagen AP
    Ellos son la clase 2017 del Salón de la Fama del béisbol.

    Iván Rodríguez fijó la mirada a donde estaban sus padres, José y Eva, secándose las lágrimas en su exaltación al Salón de la Fama del béisbol.

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    “A mi padre, José, mi primer profesor de béisbol, mi mejor amigo... Tú fuiste el que me aconsejaste para cambiar de ser lanzador a ser receptor. Si estoy aquí, mirándote a los ojos como un salón de la fama, tú eres salón de la fama", dijo el astro puertorriqueño.

    Dirigiéndose a su madre, Rodríguez añadió: “Mami, misión cumplida, lo logramos. Lo hiciste, tienes un hijo de 45 años aquí en Cooperstown, recibiendo una placa como uno de los mejores jugadores del béisbol.... “Si mi papá es ‘ hall of famer’, tú eres ‘ hall of famer’ doble”.


    Video Así se emocionó Iván Rodríguez cuando le comunicaron que había entrado al Salón de la Fama
    El cátcher puertorriqueño, uno de los históricos de la MLB, mostró en las redes sociales el momento exacto en el que le comunicaban la gran novedad. “Fue la mejor llamada de mi vida”, comentó.
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    Esas conmovedoras palabras sobresalieron en el discurso pronunciado por Rodríguez el domingo al quedar entronizado como nuevo miembro en el templo de los inmortales del deporte.

    Durante la ceremonia, en un día de clima perfecto ante 27 mil fanáticos, ingresaron también al Salón de la Fama como nuevos miembros los expeloteros Tim Raines y Jeff Bagwell, así como el excomisionado Bud Selig y el ejecutivo retirado John Schuerholtz.

    “Es un honor increíble para mí”, dijo Rodríguez, aclamado por cientos de espectadores, muchos vestidos con jerseys de Puerto Rico.

    A punto de terminar su discurso y ante miles de compatriotas que llegaron para vitorearlo, Pedro Martínez rompió el protocolo en su ceremonia de exaltación al Salón de la Fama del béisbol.
    Acostumbrado a hacerlo todo a su manera, el ex pitcher llamó al podio a Juan Marichal, el primer y único otro dominicano en ingresar a Cooperstown, y quien estaba sentado entre los otros miembros de la exclusiva fraternidad.
    Martínez sacó una bandera de la República Dominicana y ambos la desplegaron en la tarima, mientras una multitud bailaba y festejaba al ritmo de güiros y tambores.
    Martínez no entró solo el domingo al Salón de la Fama. Ingresó con todo un país donde el béisbol es la religión oficial.
    "Cuando me desperté esta mañana pensé que la República Dominicana ha esperado tanto, 32 años, para ver su próximo (miembro del) Salón de la fama, y se me ocurrió que qué mejor... que darle a la República Dominicana la oportunidad de ver sus dos luminarias, la de aquella era y la de esta nueva era, juntas", señaló Martínez.
    El ex lanzador, que salió del humilde pueblo de Manoguayabo en las afueras de Santo Domingo para ganar millones de dólares, tres premios Cy Young y una Serie Mundial con los Medias Rojas de Boston, dijo que espera que su historia sea un ejemplo de superación para todos sus compatriotas.
    "Quiero que ustedes de aquí en adelante no vean al Pedro Martínez que consiguió los números, no quiero que vean al Pedro Martínez que entró al Salón de la Fama", dijo Martínez. "Quiero que me vean como una señal de esperanza para un país tercermundista, para Latinoamérica, alguien a quien pueden admirar y que se puedan sentir cómodos diciendo, 'estoy orgulloso de ti'''.
    "Este es un gran sitio para nosotros decir, 'queremos una República Dominicana más digna, una República Dominicana más comprometida'''.
    Vestido con un saco azul con los escudos de República Dominicana y Estados Unidos en cada hombro, Martínez empezó su discurso en inglés con agradecimientos a compañeros, entrenadores, amigos, familiares y especialmente a su hermano Ramón, otro ex lanzador de Grandes Ligas y a quien catalogó como un "segundo padre".
    Ramón, cuatro años mayor, era un cotizado prospecto de los Dodgers de Los Angeles, y fue gracias a él que ese equipo abrió las puertas de su academia a Martínez. Los hermanos fueron compañeros con los Medias Rojas en las temporadas de 1999-00, no por casualidad las dos mejores en la carrera de Pedro.
    La exaltación de Martínez fue como pocas vistas anteriormente en Cooperstown. Miles de dominicanos viajaron desde la isla caribeña, Nueva York y Massachusetts para llenar de música y color el ambiente de este pequeño pueblo. Después de hablar en inglés, el ex pelotero de 43 años cambió a español para dirigirse a sus fieles seguidores, que llevaban horas bajo el sol esperando por ver al que conocen simplemente como "Pedro".
    "Yo me siento hoy más que orgulloso y comprometido con todos ustedes, me siento muy agradecido con Dios por darme la oportunidad de representarlos, de representarlos con dignidad", expresó. "Yo quiero que todo dominicano, todo latino vea que nosotros estamos preparando un espacio para los que van a venir, para la futura generación".
    En medio de la algarabía, Martínez no dejó pasar la oportunidad para sacarse la espina de 2002, año en el que terminó segundo en la votación al Cy Young de la Liga Americana.
    "En 2002 no me dieron el Cy Young supuestamente porque me perdí una salida", recordó, en referencia a la última apertura de esa temporada que Martínez no realizó. Dijo que prefirió cederle su turno en la rotación al novato Josh Hancock en honor a su hermano menor Jesús, quien al igual que Pedro y Ramón fue lanzador pero no llegó a las mayores.

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    A punto de terminar su discurso y ante miles de compatriotas que llegaron para vitorearlo, Pedro Martínez rompió el protocolo en su ceremonia de exaltación al Salón de la Fama del béisbol.

    Durante un discurso en el que intercaló comentarios en español e inglés, Rodríguez resaltó sus raíces al convertirse en el cuarto boricua en el recinto de los inmortales, al unirse a Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Roberto Alomar.

    "Aprovecho este momento en que estoy aquí viendo todas esas banderas de Puerto Rico muy lindas, quiero que las levanten muy alto ahora mismo porque me siento bien orgulloso de ser puertorriqueño y de ser el cuarto ‘ hall of famer’ que sale de la isla tan linda de Puerto Rico", dijo Rodríguez en español.

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    El cátcher de Manatí ostenta los récords de más juegos de las mayores en su posición (2 mil 427) y más outs por parte de un receptor (12 mil 376). Bateó 311 jonrones y ostentó un promedio de .296 en su carrera.

    Asimismo, es apenas el segundo cátcher consagrado en Cooperstown en la primera ocasión en que su nombre apareció en las papeletas de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica (BBWAA). Obtuvo el 76 por ciento de los votos.

    Así, se unió el ídolo de su niñez, Johnny Bench, el exastro de los Rojos de Cincinnati.

    No dejó de instar a que los jóvenes persigan sus ambiciones: “Un chico bajito de Puerto Rico, con un gran sueño. Nunca permitan que les quiten sus sueños”.

    En 21 temporadas, principalmente con los Rangers de Texas, Rodríguez fue elegido 14 veces al juego de Estrellas. Ganó 13 veces el Guante de Oro, otro récord, y se apoderó en siete ocasiones del Bate de Plata.

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