El considerado mejor basquetbolista de todos los tiempos, Michael Jordan, decidió en 1994 jugar beisbol tras retirarse de la NBA, después de conseguir un tricampeonato con los Chicago Bulls en las temporadas 1991, 1992 y 1993.
Jordan, el beisbolista que también fue amado por los fans
Michael Jordan probó suerte en los diamantes en 1994 luego de brillar en el basquetbol con los Bulls.
‘Su Majestad’ atraía a las múltitudes, era un fenómeno de masas en el planeta, y en los parques de pelota no fue la excepción cuando firmó un contrato con los Chicago White Sox.
Según Jordan, el motivo de comenzar a jugar beisbol fue por una promesa que hizo con su padre, quien fue asesinado a los 56 años. Empezó a entrenar en verano y el 31 de marzo de 1994 fue asignado a los Birmingham Barons, equipo de ligas menores de los White Sox.
La revolución fue automática, en los fans y en la prensa. Su debut fue el 8 de abril de 1994 ante más de 10 mil personas en el estadio y con una derrota por 10-3 contra los Lookouts, que fue una simple anécdota dentro del impacto general.
Con los Barons jugó 127 partidos, pegó 88 hits, 3 jonrones, 46 carreras anotadas, 51 carreras producidas, 30 bases robadas y 51 bases por bolas, a cambio de 114 ponches. Su promedio de bateo fue de .202.
Al terminar esa campaña, Jordan jugó en la Arizona Fall League con los Scottsdale Scorpions, con quienes bateó para .252.
Su carrera en el beisbol terminó pronto, en 1995 decidió no seguir jugando debido a que la MLB estaba en huelga y decidió colgar el bate para regresar a la NBA, donde volvió a conseguir otro tricampeonato con los Bulls en las temporadas 1996, 1997 y 1998.