“Las dificultades por las que he tenido que pasar no se las desearía ni a mi peor enemigo”, confesó Mirjana Lucic al periódico New York Daily News en 2006, cuando ya acumulaba siete años de frustración tras frustración en el mundo del tenis femenil.
El tenis le dio una segunda oportunidad a esta niña prodigio abusada por su propio padre
Con 15 años, Mirjana Lucic tocó el cielo con las manos, pero el destino deparó una larga prueba de dos décadas de problemas familiares y económicos.
Hija de padres croatas quienes migraron hacia Alemania, donde nació, Lucic logró sobreponerse a su condición migratoria a través del tenis. Con 14 años ya se había hecho de títulos junior del US Open y, como regalo de 15 primaveras, se volvió profesional y ganó los primeros torneos de singles y dobles que disputó. Una adolescente maravilla.
En la edición 1999 de Wimbledon sorprendió a propios y extraños colándose a las semifinales tras vencer a la estadounidense Mónica Seles, aunque su paso fue frenado por la leyenda alemana Steffi Graff (quien aún ostenta el récord de más títulos de Grand Slam junto a Serena Williams).
Solamente cosas buenas podrían venir de ahí en adelante. El cielo era el límite.
Pero, hacia el final de 1999, decidió huir de su padre llevándose consigo a su madre y a sus hermanas a Estados Unidos. Y es que Marinko Lucic, quien fue atleta olímpico yugoslavo, agredía verbal y físicamente a una joven Mirjana aún si esta continuaba ganando torneos de tenis. Ella cuenta que él la encerraba en el baño con tal de propinarle una golpiza por hasta 40 minutos valiéndose de una bota. Y que, al final, le daba dinero para que fuera a comprarse un helado.
Su éxito en Wimbledon fue la oportunidad de decir: “nunca más”. Aunque ahí no terminaron sus problemas.
Diagnosticada con desorden de estrés postraumático, Lucic entró en un acuerdo con la agencia deportiva estadounidense IMG (encargada de catapultar, por ejemplo, a María Sharapova) para mejorar su tenis y obtener patrocinios más lucrativos. Sin embargo, Lucic e IMG entraron en demandas y contrademandas mutuas. El abogado de la tenista acusó que la agencia “estuvo detrás de su destrucción financiera desde 1998”.
“No hay nada peor que saber que puedes jugar y estar sana, y nada más te quedas parada mirando, porque no tienes el dinero (para viajar y contratar a un entrenador)”, reveló en la entrevista de 2006.
Superó sus problemas familiares y económicos a costa de sacrificar la prometedora carrera juvenil que todo el mundo le auguraba. Desde 2010 con su vuelta al circuito de la WTA, no obstante, ha sido capaz de terminar cada año dentro del Top 100 del ranking de mujeres tenistas, lo cual habla de tenacidad y perseverancia.
Su acceso a cuartos de final del Australian Open 2017 rompe una sequía de 18 años, casi dos décadas, sin meterse entre las mejores ocho de un torneo de Grand Slam desde aquella mágica edición de Wimbledon 1999. Si accede a semifinales, podría cruzarse con una rival que ya enfrentó en 1998, cuando ambas todavía eran quinceañeras: Serena Williams.