Novak Djokovic, el tenista serbio que fue expulsado de Australia este fin de semana después de haber perdido una batalla legal por infringir las leyes de inmigración al no estar vacunado contra el COVID-19 aterrizó hoy en Belgrado en medio de una gran expectación.
Novak Djokovic ya está en Belgrado tras su deportación
Australia analiza el impacto político de la expulsión del tenista serbio y planean recibirlo pronto.
En el aeropuerto internacional de Belgrado ya le esperaban aficionados con mensajes “Djokovic, que Dios te bendiga”, acompañando a los medios de información que esperaron el arribo del avión que el balcanico abordó en Dubái, su última escala del trayecto desde Australia.
El deportista, de 34 años y considerado un héroe en Serbia llegó a la capital a las 12:16 horas, informó la agencia de noticias Tanjug.
Djokovic, que aspiraba a defender su título de campeón del Abierto de Australia y convertirse en el primer tenista de la historia en sumar 21 Grand Slams, regresa a su casa después de once días de controversia deportiva, judicial y diplomática por su oposición a vacunarse contra la covid.
Tras la expulsión, en Australia analizan el costo político de la deportación de Novak Djokovic.
Australia analiza este lunes el impacto político del "caso Djokovic", en el que dejó la puerta abierta para que el tenista serbio pueda volver tras su deportación "si se dan las circunstancias adecuadas", sin que tenga que cumplir los tres años de prohibición para entrar en el país.
La expulsión de Djokovic de Australia anoche puso fin a un circo mediático que comenzó el 5 de enero cuando el serbio llegó con una exención médica que le permitía jugar el Abierto de Australia y que después dio paso a dos arduas batallas legales para recurrir sendas cancelaciones de su visado y dos detenciones en un hotel.
La derrota en este pulso con el Gobierno de Australia, que aplicó una de las políticas más duras del mundo contra la pandemia de COVID-19, supone también que la raqueta número uno del mundo no pueda entrar al país oceánico en virtud de la sección 133 c (3) de la Ley de Inmigración, a menos de que existan "circunstancias excepcionales".
Tras expulsar a Djokovic, el primer ministro Scott Morrison analiza recibirlo de nueva cuenta "en circunstancias adecuadas".
Tras abanderar en los últimos días el mantra "las reglas son las reglas" frente al caso de Djokovic, el primer ministro australiano, Scott Morrison, ahora le abre la puerta al tenista para que retorne al país "en las circunstancias adecuadas", según dijo en una entrevista con la emisora 2GB.
No obstante, el mandatario insistió en la fortaleza de sus fronteras, reconoció el "sacrificio de los australianos" durante la pandemia e insistió en que los extranjeros que entran a Australia tienen que estar vacunados contra el COVID-19 o tener una exención médica válida, al justificar la polémica deportación.
Si bien, la expulsión del deportista balcánico causó indignación en Serbia, que la tachó de "escandalosa", "cacería de brujas" y de "farsa", en Australia, Morrison parece haber minimizado la desazón del país balcánico en favor de lo que pasa en casa.
Según los analistas, el costo político de dejar que Djokovic se quedara era muy alto para Morrison, que este año se enfrenta a unas elecciones generales, teniendo en cuenta que el tenista que no está vacunado, había dado información falsa sobre su viaje y acudido a una entrevista con un medio francés el mes pasado sabiendo que estaba con covid.
"En la política, como en el tenis, todo el mundo lleva la cuenta de resultados, y Novak Djokovic acaba de perder un partido con números políticos básicos", apuntó hoy el periodista David Crowe en su análisis en el diario Sydney Morning Herald (SMH).
La decisión del mandatario liberal también tomó el pulso al sentir de la población de Australia, caracterizada por creer en que todos tienen un "fair go" (igualdad de oportunidades), ya que un 71 por ciento apoyaba la expulsión del tenista de 34 años, según datos de un sondeo publicado el fin de semana por el SMH.