Roger Federer, en camino al más grande reinado que se haya visto en Wimbledon
El Abierto de Inglaterra cumple 140 años y podría celebrarlo con el único tenista que haya ganado ocho veces el torneo
Ver entrar a Roger Federer a la cancha central del All England Club es la majestuosidad gráfica en el tenis. Poco falta para colocarle una alfombra roja que guíe sus pasos a su banquillo, una capa, corona y báculo, todos blancos, fulgurantes.
Sus siete coronas previas lo avalan como el hijo favorito de Wimbledon. Un suizo con casa en el sur de Londres, donde es regla estricta vestir de blanco, una tradición que este verano cumple 140 años, solamente interrumpida por las dos Guerras Mundiales.
Federer ha sido el más grande ganador del siglo XXI sobre la grama de Wimbledon. De eso no hay duda. Ha llegado a 10 finales y ganado siete de ellas, cinco de manera consecutiva, entre 2003 y 2007. La mitad de las copas de campeón de las últimas 14 han sido alzadas por el suizo y el resto por un grupo de apenas tres tenistas, todos aún en activo: Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray.
Pero para Roger, esta edición se presenta como la oportunidad de despegarse en la historia. William Renshaw, Pete Sampras y él son los máximos ganadores del torneo con siete campeonatos. Renshaw lo logró en la era amateur, en el siglo XIX todavía.
Sampras lo hizo al final del siglo XX. De hecho, en 2001, como favorito para su octavo título, se cruzó en Octavos de Final con un joven suizo que lo eliminó de manera sorpresiva en un vibrante partido que se fue hasta el quinto set. Aquella fue la primera visita de Federer a la cancha central del All England Club, el partido que años después sería reconocido como el relevo de la supremacía de Wimbledon.
Después de sus cinco coronas consecutivas, Federer cayó en la Final de 2008 ante Nadal, un partido que entre su propia duración y pausas por lluvia, se extendió por más de siete horas y que estuvo a punto de posponerse para el día siguente por falta de luz natural.
Al año siguiente, sin Nadal enfrente, lesionado en una rodilla, Federer derrotó en otro maratónico partido a Andy Roddick para su sexto campeonato, la tercera victoria en aquella instancia del suizo sobre el estadounidense, como lo había hecho en 2004 y 2005.
Y en 2012, resurgido después de una baja de juego que parecía llevarlo al ocaso de su carrera, venció al escocés Andy Murray en cuatro parciales para su séptima y, hasta el momento, última corona.
A Federer tenemos años retirándolo, pensando que está en el fin de su carrera. El año pasado nos entregó un gran torneo, pero fue eliminado en Semifinales por el canadiense Milos Raonic, para enterarnos que su lesión de rodilla era más severa de lo que se pensaba, tanto que se perdió los Juegos Olímpicos de Río.
A unas semanas de cumplir 36 años de edad y en su enésimo aire, esta vez Roger Federer, campeón en Australia, tiene ante sí la posibilidad real de alcanzar esa octava copa, la que nunca nadie ha logrado, la que él mismo le arrebató a Sampras.
En dos semanas, como máximo, sabremos si hay un solo rey de Wimbledon.