No tiene ni la magia de Lamine Yamal, la última joya en salir de las categorías inferiores, ni el talento que mostró Ansu Fati cuando irrumpió con fuerza en el año 2019. Es un delantero centro de los de toda la vida, de los que tradicionalmente cuestan de ver en La Masia. "Un futbolista que ha marcado goles toda su vida", cuenta a EFE una de las personas que ha seguido su trayectoria.
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Ha celebrado goles desde los 7 años, cuando en edad prebenjamín firmó por el Barça, donde casi siempre ha sido titular indiscutible en todas las categorías desde que llegó procedente de la Penya Blaugrana de Sant Celoni (Barcelona).
En su debut con el primer equipo, salió en el minuto 79 y 33 segundos después desatascaba a los de Xavi con un remate de profesional del gol, al aprovechar una gran asistencia de Joao Félix.
"Joao controla el balón muy solo, hay mucho espacio en la espalda de la defensa, me la tira con su calidad, levanto la cabeza, veo que Unai (Simón) sale, se la tiro al ladito y ya está", contestó con espontaneidad tras el partido para explicar la jugada de su gol.
Y es precisamente esa naturalidad lo que explica su habitual romance con el gol, aunque los que lo conocen destacan que es un delantero que, más allá de su olfato, siempre trabaja, presiona y se sacrifica para el equipo como hacían, salvando las distancias, Samuel Eto'o y Luis Suárez, jugadores que el Barça tuvo que fichar ante el déficit de nueves en La Masia.
Y es que históricamente la cantera azulgrana ha sido un vivero de atacantes delicados, sin un físico exuberante y talento a raudales para ser decisivos en la banda o por dentro. El protagonista inesperado de la última victoria azulgrana destaca por todo lo contrario: es un punta de referencia que mide 1 metro 87 centímetros.
