El de la camiseta con el número cuatro siempre era el primero en perder la cabeza y hacerse expulsar contra Estados Unidos. Hubo con él siempre una relación de amor y odio entre los fanáticos del Tri: era el Káiser de Barcelona, el más elegante de los zagueros centrales en Europa, el único que sacaba la pelota limpia. Pero con México, la violencia le ganaba a la elegancia.
Rafa Márquez: una revancha largamente debida para el Káiser de Michoacán
Con el gol que ahuyentó al espectro de Columbus, el capitán tricolor saldó cuentas con un pasado de expulsiones frente a Estados Unidos.
Hagamos a un lado aquella inexplicable mano contra Portugal en Alemania 2006 que también descorazonó a varios para enfocarnos en su historia contra el archirrival de la Concacaf.
En Jeonju, Corea del Sur, Márquez no pudo resistir la tentación de desquitarse con Cobi Jones por aquello que no pudo defender con el Tri. Y acabó echado a la calle con roja directa. Brian McBride y Landon Donovan habían rubricado el 2-0 mundialista y el capitán mexicano, de entonces 23 años, acusó la falta de madurez y se le fue con toda la saña al veterano Jones.
Siete años después, pero en Columbus, ocurriría un evento similar. Estados Unidos ya ganaba 2-0 y el entonces jugador del FC Barcelona aprovechó una pelota quieta para írsele con los tachos por delante a Tim Howard. El árbitro también lo vio y también lo expulsó con roja directa. El capitán una vez más dejaba en inferioridad numérica a sus compañeros, defraudando a toda la afición mexicana en ambos lados de la frontera.
La brillante carrera de Márquez con el Tri no podía terminarse sin que el michoacano se sacara la espina de esas dos cartulinas rojas frente a la selección estadounidense. Y afortunadamente lo logró yendo al aire, no para agredir arteramente a algún oponente, sino para cabecear el esférico al fondo de las redes que significó la primera victoria en suelo americano en casi 50 años.
Una revancha para el Káiser. Experimentado y adulto, el Márquez que ya pinta canas en el pelo ha saldado cuentas con el Márquez joven europeo y también salda cuentas con una afición que siempre, siempre lo verá como sinónimo de elegancia y buen trato del balón.