Cuando un entrenador exitoso no está pasándolo bien, hasta los goles feos se celebran eufóricamente. Un pelotazo que el guardameta francés del Tottenham, Hugo Lloris, rechazó mal de “palomita” sirvió la pelota para Leroy Sané, quien hizo el 1-0 del City.
Continúa la pesadilla de Pep en la Premier: desperdició dos goles de ventaja
El Tottenham le quitó la risa del rostro al técnico catalán tras volver de atrás y sacar el empate a dos del Etihad.
Guardiola lo festejó como solía festejar en las buenas épocas.
Instantes después, Lloris volvió a mostrarse dubitativo y el genio belga Kevin de Bruyne empujó el cuero para hacer el 2-0 transitorio del City al Tottenham. Todo lucía como la revancha por el 3-0 que el Tottenham le propinó a la escuadra de Pep en la primera vuelta, cortándole su racha de seis victorias consecutivas.
Entonces el City colapsó. Un pelotazo kilométrico halló la frente del prometedor juvenil inglés Delle Alli que también de “palomita” se tendió para vencer la resistencia del criticadísimo guardameta andino Claudio Bravo. Acá tuvo poco y nada qué hacer para evitar el 2-1.
La prensa británica hará bien en mencionar los desequilibrios tácticos que provoca Guardiola con sus decisiones: alineó a un solo contención, Yaya Touré, en el círculo central y esto hizo de su City un equipo sin capacidad de regular los ritmos del partido.
El estratega catalán del City se lamentó como suele lamentarse ahora que las cosas no marchan bien. Cabizbajo y pensativo, se marchó al túnel mientras ve cómo se colapsa su equipo a escasas semanas del crucial choque de Champions contra el Mónaco súper goleador de Europa.