El Mónaco arribaba a los octavos de final de la Champions como una máquina infernal de producir goles ante un Manchester City flojo defensivamente y acosado por las dudas. Pues bien, hubo goles y errores, pero mucha diversión: 5-3 para los de Guardiola.
No bastó el doble zarpazo de un 'Tigre' frente al City de Pep
Falcao ya es el mismo de siempre y estuvo a punto de silenciar al Etihad, pero el Mónaco defendió mal la pelota quieta y podría costarle muy caro.
En un 11 con varios nombres poco conocidos, Radamel Falcao cargó con el liderazgo del ataque monegasco y al medio tiempo los suyos pegaban el campanazo con un 2-1 de visitante. Goles del colombiano al minuto 32 (rematado mediante hermosa ‘palomita’) y del francés Kylian Mbappé (quien, con 18 años, hacía su debut en el torneo) dieron la vuelta al tanto inicial de Raheem Sterling.
En el segundo tiempo, el ‘Tigre’ de Santa Marta falló un penal apenas volver del descanso. La prensa francesa se cuestiona si no era mejor que cobrara Fabinho, quien lleva efectividad del 100% en cobros en la Ligue 1. Algunos minutos después empató el ‘Kun’ con ese olfato goleador tan característico del argentino.
Sin embargo, haciendo gala de tenacidad mental, Falcao hizo el 3-2 al minuto 61. La anotación probó que está de vuelta: se impuso físicamente a John Stones y acto seguido se la pinchó por arriba a Willy Caballero. Un momento mágico de Champions.
El Mónaco dirigido por el portugués Jardim, no obstante, se colapsó en las jugadas más inesperadas: las de táctica fija. El ‘Kun’ emparejó cartones a la salida de un córner pateado por David Silva pésimamente defendido. El 4-3 favorable a la escuadra entrenada por Pep también llegó en tiro de esquina; esta vez empujado al fondo de la red de Subasic por Stones.
Con diez minutos aún en el cronómetro, el Mónaco adelantó líneas ligeramente a fin de empatar y hacerse la vida más fácil en la vuelta. Fue en un descuido donde, ahora sí, el City sacó el ‘tiki-taka’ en una combinación entre Leroy Sané, Agüero y Kevin de Bruyne llegando a puerta entre ‘tuyas y mías’. 5-3.
Ojalá el fútbol siempre fuera así. Un circo de goles cuya pista principal se prestó para ver la vuelta del ‘Tigre’ y un carrusel de emociones. Las cosas están abiertas, señores.