Del "gigante de la pierna corta" al "enano": Coleman está llamado a ser el sucesor de Bolt
Otro velocista atípico, tal como lo es Usain Bolt, se asoma como el futuro rey de la velocidad mundial: el estadounidense Christian Coleman.
Los 100 metros planos de Londres 2017 pasarán a la historia como la gran revancha deportiva de Justin Gatlin y el relevo generacional en la prueba reina del atletismo, todo en el mismo podio.
Con el bronce, el rey que entrega su trono, el hombre que fue invencible por casi una década y que redefinió todo lo que se había aprendido de la velocidad, un fenómeno literal y metafóricamente, un gigante de pierna corta: Usain Bolt.
Con la plata, el sucesor, un chico de 21 años procedente de Atlanta que asaltó los reflectores este año con el mejor tiempo -aún- de la temporada, un hombre de 1.75 metros de estatura, 20 centímetros más bajo que Bolt y 10 más pequeño que el prototipo del velocista ideal: Christian Coleman.
Con el oro, el rey del pasado, el desterrado por sus propios errores y que resurgió de las cenizas, pero a la sombra de un semidios jamaiquino, al que tuvo que esperar hasta su última oportunidad para vencerlo: Justin Gatlin.
El festejo de Gatlin fue totalmente emblemático. Después de la explosión de júbilo por cruzar la meta antes que todos, se tendió al piso en dirección a Bolt y le rindió pleitesía. Fue la última vez que podía vencerlo y retomar la corona que él mismo dejó por su segunda sanción de dopaje y la supremacía de un corredor cuyas marcas serán inalcanzables por generaciones. Fue rendirle culto al que una vez fue un dios y esta noche volvió a ser uno de nosotros, uno de los mortales.
Pero más allá de eso, entre ellos se interpuso el "rey enano", un apelativo quizás injusto por los estereotipos, pero que muestra que el trono del hectómetro del siglo XXI está destinado a los fenómenos.
Christian Coleman nació en Atlanta en 1996, tenía apenas cuatro meses de edad cuando iniciaron los últimos Juegos Olímpicos que se han celebrado en su país. En su ciudad, de hecho. Su corta estatura no es algo inédito en la velocidad, pero tampoco es lo normal. Nos evoca a Maurice Greene, el campeón de Sydney 2000, apenas un centímetro más alto.
Apenas hace un año era el subcampeón colegial de los 100 y 200 metros planos y alcanzó a colarse al equipo olímpico del revelo 4x100, donde compitió solamente en la eliminatoria, pero un error en la entrega de la posta en la Final, en la que no corrió, le privó de alcanzar su primera medalla olímpica.
Un año después, la progresión de Coleman ha sido sobresaliente, al grado que no solamente logró colarse a un podio mundial entre dos leyendas del atletismo, sino que además tiene el mejor registro del año, con 9.82 segundos, que logró en los selectivos de Estados Unidos para Londres 2017.
Con Bolt de salida y un Justin Gatlin al que le quedan pocas carreras, Coleman está llamado a librar una dura batalla con el canadiense André de Grasse, bronce en Río 2016, por la supremacía de la velocidad. De Grasse se ausentó de la cita londinense por una inoportuna lesión.
Coleman aún representa a los Tennessee Volunteers, la misma universidad de donde salió Justin Gatlin. Mucho tendrán que festejar en Knoxville, de cuyas pistas han surgido los únicos humanos que derrotaron a Usain Bolt desde 2008.