Más allá de los campeonatos conseguidos con Chivas, Almeyda tuvo un sello propio, le devolvió el brillo a Guadalajara, les dio estabilidad y los hizo nuevamente jugar con personalidad. Hizo que nuevamente los seguidores del Rebaño se sintieran orgullosos de los colores rojiblancos.
Opinión: Se va Almeyda y no pierde Chivas, pierde el fútbol mexicano
La salida de Matías Almeyda será un hueco difícil de tapar en el balompié mexicano.
Créanme que difícilmente Jorge Vergara encontrará un técnico que le entregue tanto a Guadalajara como lo hizo el ‘Pelado’, 58 victorias por 37 derrotas en su historial; cinco títulos, es poco para lo que significó Almeyda. La llegada de Francisco Gabriel de Anda fue la gota que derramó el vaso, porque su arribó por encima de su jerarquía no sirvió de mucho, eso aunado a una mala relación con José Luis Higuera. Almeyda apagó fuegos adentro y afuera de la chacha y por supuesto dio resultados.
Pero la salida de Almeyda no le pega solamente a Guadalajara, le pega también al fútbol mexicano, porque pocos técnicos, incluidos los nacidos en México, creen en los mexicanos como creyó el argentino. Sacó provecho de una filosofía que hizo propia y se comprometió a tal grado llevarlos en la piel. Su estilo era elegante y diplomático en la cancha, con un fútbol que jamás se achicó y que sacó el legado heredado por otras generaciones rojiblancas.
Existen muchos técnicos, jóvenes y exitosos en México, pero Almeyda es sin duda el mejor que ha llegado en la última década. Seguramente no le faltarán ofertas, ya se habla de tres equipos argentinos pendientes de la situación, algún español de media tabla y hasta el Everton de Inglaterra. Chivas, estoy seguro, pierde más dejando a Almeyda en libertad. Pero, la libertad representa también una oportunidad, es ahora el momento de que la Femexfut apresure sus intenciones y le ofrezca el siguiente ciclo mundialista como el comandante de la Selección Mexicana.
Chivas ya le busca reemplazo a la mejor contratación en la era de Jorge Vergara, quién llegue deberá ser consciente que la silla está caliente y se le medirá con una vara demasiado alta, colocada por Matías Almeyda.