Raúl Méndez | ¿Y los clubes-estado?

Ya advertíamos en meses anteriores de la necesidad de regular verdaderamente el juego para evitar que las distancias se disparen en favor de los clubes que disponen de recursos ilimitados como Manchester City y Paris Saint-Germain.

Contenida la amenaza de la Súperliga, UEFA tendría que enfocarse en establecer reglas menos laxas, como el Fair Play Financiero, para garantizar el principio de competencia. A diferencia del resto de los equipos que dependen de sus propios ingresos para financiarse, los clubes-estado tienen una especie de llave abierta sin restricciones gracias a la riqueza de sus soberanos propietarios.

Detrás del City, flamante finalista de la Champions League, se encuentran los Emiratos Árabes Unidos. Los medios ingleses refieren que a Khaldoon Al Mubarak sólo se le ha visto una vez en el Etihad Stadium. A la distancia están los millones de euros invertidos para transformar a los Citizens en el mejor equipo de Manchester, de Inglaterra y muy pronto de Europa cueste lo que cueste.

Para alcanzar su objetivo tiene en Pep Guardiola al entrenador más venerado de la actualidad, cuyas peticiones de refuerzos se han cumplido. Entonces no basta la capacidad del estratega para plasmar su idea, en vez de adaptarse con lo que tiene recurre al mercado para traer lo que considera necesario. Así han pagado medio centenar de millones de euros por defensas centrales o laterales, por ejemplo.

En Francia comienzan a ver al PSG como un equipo que no los representa. El gobierno de Catar opera al club abiertamente mediante la empresa Qatar Sports Investments. Tamim bin Hamad Al Thani, el emir catarí, es el dueño.

Desde que adquirieron el club en 2011 han ganado siete de los nueve títulos de liga en la historia del equipo. No hay quién pueda competirles en la Ligue 1, salvo Mónaco y ahora Lille podría arrebatarles el campeonato.

En la actual edición de la Champions se cruzaron en semifinales con lo que la UEFA evitó una final que hubiera puesto en predicamentos a la vieja oligarquía del futbol europeo que siempre ha mirado con desdén la irrupción de poderosos inversionistas procedentes de tierras lejanas.

El City mantiene intactas sus esperanzas de llevarse la gloria continental y, de lograrlo, podría establecerse un nuevo orden: el de los clubes-estado. En el pasado Chelsea y Liverpool lo lograron con capital extranjero.

Cada vez resulta más difícil regular el futbol para evitar que la brecha entre los más y menos ricos se dispare en un mundo globalizado.

Curiosamente, Gran Bretaña decidió abandonar la Unión Europea mas en el futbol sigue como ente de la UEFA y tiene en las dos finales continentales a tres representantes con capital foráneo: Manchester United de la familia estadounidense Glazer, hoy denostada por la afición de los Red Devils, Chelsea del ruso Roman Abramovich y el City de Abu Dhabi.