Tokyo 2020

    Ricardo Otero | ¿Merece ir Paola Espinosa a Tokyo 2020?

    La doble medallista olímpica hace una gira de medios para explicar por qué piensa que la plaza olímpica que perdió deportivamente, le corresponde.


    Por:
    Ricardo Otero.


    Imagen TUDN

    No es algo nuevo, cada cuatro años -cinco en este caso- hay controversias en la disputa por los boletos para los Juegos Olímpicos, pero el caso de Paola Espinosa, por tratarse de una de las más grandes deportistas que ha dado el país, ha generado conversaciones en temas donde incluso, en algunos, no debería haberla.

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    No hay manera de cuestionar el legado deportivo de Paola Espinosa. Si contamos todas sus medallas de Juegos Olímpicos, Panamericanos, Centroamericanos y del Caribe, Campeonatos Mundiales y Universiadas Mundiales, vemos 19 oros, 10 platas y 14 bronces.

    Son 33 medallas, sin contar las de Copas del Mundo, otros eventos internacionales y nacionales. A la cabeza, el oro mundial de Roma 2009, la plata olímpica de Londres 2012 y el bronce de Beijing 2008. Fueron 16 años de cosechar preseas en estas instancias le merecen un lugar entre los más grandes deportistas mexicanos.

    Pero una plaza para Juegos Olímpicos se gana no por trayectoria, sino por rendimiento y nivel al momento del proceso de clasificación.

    El proceso selectivo

    Una semana después de haberse anunciado a la selección mexicana de clavados para Tokyo 2020, que no incluye su nombre, Paola Espinosa ha dado un sinnúmero de entrevistas para defender lo que por derecho, según su versión, le corresponde: la plaza en clavados sincronizados desde el trampolín de 3 metros.

    Paola y Melany Hernández obtuvieron la plaza para México con la medalla de bronce del Campeonato Mundial Gwangju 2019. En los clavados, como en varios más de los deportes del programa olímpico, estos pases se consiguen para el país, que después realiza un proceso interno, bajo sus reglas, para ponerles nombre y apellido.

    El proceso en México, no de ahora, sino desde mucho tiempo atrás, incluye un control técnico en cada prueba donde se consiguió plaza y después la deliberación de un comité técnico que toma en cuenta los resultados de esa prueba, de las últimas competencias internacionales y la trayectoria de los clavadistas en función de un objetivo: ser los más idóneos para ganar una medalla o tener una participación relevante. Este proceso se realiza no solo para Juegos Olímpicos, sino también para Campeonatos Mundiales y otros eventos internacionales.

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    El proceso tiene una dosis de apreciación, pues la parte de la trayectoria es algo y decidir quién es mejor para ganar una medalla tiene una parte que no se puede medir.

    En este proceso, afectado por la pandemia de covid-19 que canceló varias competencias internacionales, solo hubo una que sirvió como parámetro junto al control técnico: la Copa del Mundo de Tokio celebrada a inicios de mayo.

    En Tokio, Espinosa y Hernández se relegaron al noveno lugar, mientras que en el control técnico nacional, tuvieron el tercero de tres parejas. En ambos casos, con puntuaciones que no les permitirían ser competitivas en el plano olímpico para buscar una medalla.

    El selectivo fue desastroso

    Y quizás con el adjetivo “desastroso” me quedé corto.

    Los clavadistas, que entrenaron por varias semanas en el CNAR de la Ciudad de México para aislarse y evitar propagación de covid-19, estuvieron bajo incertidumbre toda vez que la Federación Mexicana de Natación (FMN) no anunciaba la fecha del control técnico para definir a la selección de Tokyo 2020.

    El anuncio llegó apenas tres días antes del inicio de las competencias, el 8 de junio. En medio de la incertidumbre y el silencio de su federación, algunos clavadistas acudieron a las autoridades deportivas mexicanas para preguntar por las plazas en disputa y hasta pedir que se las den.

    Fue desastroso, pero fueron las mismas condiciones desastrosas para todos.

    El comité técnico determinó respetar los resultados del control del 11 al 14 de junio en el CNAR para conformar al equipo que irá a Tokyo 2020. Además de Paola Espinosa, quedó fuera Randal Willars, quien ganó dos medallas de plata en la Copa del Mundo de Tokio, un caso que, en la práctica, era más polémico que la exclusión de la doble medallista olímpica.

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    Los errores de Paola

    Sorprende que una deportista que ha sido sometida a estos procesos varias veces haya ido a pedirle a la directora de la Conade, Ana Guevara, que le dieran la plaza en los clavados sincronizados desde el trampolín de 3 metros, pues simplemente fue a tocar a la ventanilla equivocada.

    Como órgano del Estado mexicano a cargo del deporte, Conade no está facultado para designar plazas a los Juegos Olímpicos en ningún deporte. Ni aquí en México ni en ninguna parte del mundo debe pasar eso. Ese proceso es exclusivo del Comité Olímpico Mexicano y de la federación nacional respectiva, en este caso la FMN.

    Si Ana Guevara le dijo, según alega Espinosa, que la plaza era para ella, fue un error de la titular de la Conade, quien por su pasado como atleta también sabe perfectamente que esa no es una de sus facultades. Pero igual sorprende que una competidora de eventos internacionales por más de dos décadas lo haya pensado.

    Además, esta declaración, de llegar a oídos de la Federación Internacional de Natación (FINA), podría derivar en una acusación de injerencia gubernamental y una potencial suspensión al país.

    Espinosa también alega que las plazas se daban en automático a quienes las conseguían en Campeonatos Mundiales, sin embargo, en ningún proceso se ha establecido eso como una regla. A diferencia de otros eventos, es difícil tomar como parámetro de nivel actual algo ocurrido hace dos años, especialmente con una pandemia y todas sus implicaciones de por medio.

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    De hecho, en sus declaraciones, Paola ha omitido decir que ella no hizo el control técnico para ir al Campeonato Mundial de Gwangju 2019 y aún así la dejaron ir.


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