A una semana y unas horas del arranque de las competencias de Tokyo 2020 y nueve días de la ceremonia inaugural, podemos empezar un análisis sobre la expectativa de la participación de México, pero advierto que daré opiniones que pueden ser impopulares.
Ricardo Otero | ¿Qué podemos esperar de México en Tokyo 2020?
Con la tercera delegación más numerosa de su historia, la participación de México debe medirse más allá de las medallas alcanzadas en Tokyo 2020.
La primera es que es bueno -incluso muy bueno- que la delegación esté compuesta por 163 deportistas, la tercera cifra más grande para México en unos Juegos Olímpicos.
La segunda es que espero menos de cinco medallas para el país, aunque que en el fondo de mi analítico ser, deseo -pero no espero- equivocarme.
La tercera es que si aspira México a cinco medallas, por tamaño de población y economía deberían ser solo las de oro. Pero no va a ser así.
Así que vamos por pasos.
Sí, es bueno que vayan muchos
Tener a la tercera delegación mexicana más numerosa en unos Juegos Olímpicos ya es un triunfo para el deporte del país, pues el simple hecho de conseguir una plaza para este evento es demasiado difícil y debe ser valorado.
Cada cuatro años -cinco, en este único caso-, las marcas mínimas, rivales en los rankings y en los eventos clasificatorios se hacen cada vez más exigentes. Hay pruebas en las que, para garantizar la participación en Juegos Olímpicos, el deportista prácticamente tiene que ser capaz de demostrar que puede tener un registro para pelear por una medalla.
El Comité Olímpico Mexicano tiene por política no aceptar invitaciones de deportistas para los Juegos, lo que obliga a todos sus afiliados a obtener su boleto por méritos deportivos. Así es como los 163 han logrado sus pases a Tokyo 2020.
Y sí, por supuesto que es un indicador positivo tener una delegación más grande de lo acostumbrado.
¿Pocas medallas?
México es el décimo país por tamaño de población y el 15 por economía en el mundo.
Digo esto porque hay una correlación, aunque no es ley, entre estos dos factores y la posición final en los medalleros de los Juegos Olímpicos. No es casualidad que Estados Unidos, Gran Bretaña, China, Rusia, Alemania y Japón hayan sido los primeros en el conteo de metales de Río 2016.
Si México quisiera pelear el lugar 15 del medallero, necesitaría ganar los seis oros que obtuvieron Kenia y Jamaica (excepciones al modelo, por supuesto) hace cinco años. Para subir al décimo lugar, se necesitan ocho metales dorados.
Por supuesto que es muy fácil decirlo, pero lograrlo, según la experiencia pasada, parece imposible. El máximo de medallas de oro en unos Juegos Olímpicos para México es de tres, los alcanzados en casa en 1968, y fuera del país el tope han sido dos -Londres 1948, Los Ángeles 1984 y Beijing 2008-. Si bien toda medalla es valiosa, lo que define la posición en el medallero son los oros.
Para esta edición de los Juegos Olímpicos es más difícil que en las anteriores hacer un pronóstico, en un análisis atleta por atleta y equipo por equipo, sobre los posibles alcances de la delegación mexicana. Debido a la pandemia, hubo menos competencias, la preparación fue irregular, así como las afectaciones por las restricciones de movilidad y presupuestos, no solo en México, sino en todo el mundo.
Un escenario previsible, pero poco deseable, es que crezca la brecha de desigualdad en el deporte entre los poderosos respecto al resto.
Y México forma parte del segundo grupo.
Es cierto, difícilmente viviremos para ver a México pisándole los talones a países como Estados Unidos, China y Gran Bretaña en un medallero olímpico, pero estar entre los lugares 10 y 20, de manera regular, debería ser la aspiración de nuestro deporte.
Eso sí es algo que me gustaría ver en unos 20 años, si desde ya iniciara un programa integral de desarrollo, desde la detección y formación de deportistas jóvenes, su fogueo y conjunción de deporte con estudio, y que no se rompiera con los cambios de administración en el gobierno.
Tal vez entonces empecemos a normalizar lo que pasa en España, que tiene un Rafa Nadal, o en Colombia con una Mariana Pajón: casos de éxito de programas en el deporte que, con sus alcances, han dado en el clavo para tener estrellas mundiales y campeones en varias pruebas deportivas.
Colombia, por ejemplo, quedó detrás de México en Barranquilla 2018 y Lima 2019, pero en Río 2016 logró lo que nuestro país no ha podido: ganar tres oros en unos Juegos Olímpicos fuera de su territorio.
Talento en México, sobra, solo falta apoyarlo. Literalmente.
El pronóstico
Aún cuando ya advertí lo difícil que es hacer un pronóstico de medallas para la delegación mexicana en tiempo de pandemia, hice el ejercicio.
Como antecedentes, diré que en Londres 2012 esperaba hasta cinco medallas y fui “superado” -gratamente- con ocho, incluida la que se le dio de manera extemporánea a Luz Mercedes Acosta; en Río 2016 pronostiqué seis, tres platas y tres bronces, y me quedé a solo una de tercer lugar de atinarle (de hecho, las tres platas les “pegué” hasta con nombres: María Espinoza, Guadalupe González y Germán Sánchez, aunque en el caso de “Duva” en una prueba diferente).
No sé si podré tener tanta suerte esta vez, pero aquí va: mi pronóstico para Tokyo 2020 es de una medalla de plata y tres de bronce y espero que lleguen en softbol, clavados, tiro con arco y taekwondo.
Y ojo, que revisando el calendario, hay posibilidades altas de medallas en los primeros días de competencia, lo que puede incidir en la motivación de los deportistas que participen después y mejorar sus resultados.
Además, espero de 20 a 25 diplomas olímpicos más (se da diploma olímpico a quienes terminan hasta en octavo lugar) y de 30 a 35 participaciones más en los lugares 9 a 16.
En Río 2016, México obtuvo 16 diplomas olímpicos -un parámetro de evaluación que se menciona poco, pero es importante-, por lo que pensar que en más de 25 pruebas se puedan colocar los mexicanos entre los mejores ocho, me parece más alentador que solo pensar en medallas.